Santa Teresa de Jesús fue la fundadora de la Orden del Carmelo Descalzo, que fue canonizada en el año 1622. Una santa mística a la que le cupo el honor de ser nombrada la primera Doctora de la Iglesia Católica, gracias a lo trascendentes que fueron su vida y sus obras para la cristiandad y además, es una santa de origen español, razón por la cual también es conocida con el nombre de Santa Teresa de Ávila.
Santa Teresa de Jesús
Santa Teresa de Jesús nació el 28 de marzo del año 1515 en la ciudad de Ávila, siendo la hija de una familia numerosa, fue la última de 9 hermanos y además tuvo dos hermanastros mayores, que eran hijos de su padre de un matrimonio anterior, disuelto por viudez. Sus padres fueron Alonso Sánchez de Cepeda y Beatriz Dávila de Ahumada, quienes influyeron en ella para que adquiriera la el gusto por la lectura, lo que es más que probable que haya influido en su afición futura por la escritura.
Santa Teresa de Jesús tuvo desde una edad muy temprana un gran interés por conocer sobre la vida de los santos, ya que le cautivaba la vida que éstos habían llevado, y el valor que habían demostrado, al preferir morir en lugar de renunciar a su fe en Cristo. De acuerdo con su biografía, a la edad de 20 años, Santa Teresa de Jesús entró al Monasterio de la Encarnación, un convento del que tendrá que ausentarse durante un lapso de dos años luego de caer víctima de una enfermedad.
En el Monasterio de la Encarnación va a pasar una gran parte de su vida religiosa, y es en lugar en el que tuvo una gran cantidad de experiencias místicas, hasta que la Orden del Carmelo fue reformada. Esta fue una etapa a la que Santa Teresa de Jesús tuvo que afrontar teniendo una salud delicada, y luchando con la misoginia se los eclesiásticos de la época, lo que hizo que tuviera que enfrentarse a impedimentos en cada etapa de la reforma por los superiores eclesiásticos.
La vida de Santa Teresa de Jesús
La reforma impulsada por Santa Teresa de Jesús, tenía como finalidad que se pudieran recuperar los objetivos originales de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo, entre los cuales se encontraban el voto de pobreza y la austeridad. A pesar de su estado de salud, pudo fundar una totalidad de 17 nuevos conventos en diferentes provincias de España, comenzando, por supuesto, por Ávila y el convento de San José, que se inauguró el 24 de agosto de 1562.
Se piensa que fue en ese mismo año en el que Santa Teresa de Jesús empezó a escribir su autobiografía, por petición del fraile dominico Pedro Ibáñez, quien era su confesor. Esta narración de su vida narra las fases iniciales de su niñez y de su juventud, el fallecimiento de sus padres, y el resto de la narración cuenta la manera en que fue fundado el convento de San José de Ávila y la visión que tenía la santa sobre las oraciones. Y se conserva en original con el nombre de ‘El Libro de las Fundaciones’ en la biblioteca del Monasterio del Escorial.
De sus experiencias místicas nos quedan las narraciones que se encuentran en obras como ‘Camino de la Perfección’, o ‘Pensamientos sobre el amor de Dios’, así como ‘El Castillo Interior’. El día 14 de octubre del año 1582, Santa Teresa de Jesús falleció en Alba de Tormes, Salamanca, con 67 años de edad. El 27 de septiembre del año 1970 el papa Pablo VI proclamó que Santa Teresa de Jesús como Doctora de la Iglesia.
Pero el 15 de octubre no se recuerda únicamente a Santa Teresa de Jesús, sino que también es el onomástico de otros hombres y mujeres que fueron fundamentales para difundir la fe católica, entre los que podemos nombrar a San Barses de Edesa, San Severo de Tréveris, Santa Magdalena de Nagasaki, Santa Tecla de Kitzingen, Beato Gonzalo de Lagos y Beato Narciso Basté Basté.