El Gobierno quiere llegar a las elecciones autonómicas con una inflación del 5%

El Gobierno de Pedro Sánchez tiene un plan para llegar a las elecciones autonómicas con algo de oxígeno. De momento, la idea de bajar la inflación a menos del 10% ya es una realidad que reflejan en todos los medios de comunicación amigos. Sin embargo, hay cierto temor a que esto se vuelva a disparar. La razón por la que se ha mantenido ahora en el 8% es por el descenso del coste del carburante y por la contención del precio de la luz. No es que la excepción ibérica sirva de mucho, pero sí se ha controlado al menos esa cifra desbocada que superaba el 10%.

El Ejecutivo tiene un plan. Quiere llegar a las elecciones autonómicas con un 5% de inflación, como mucho, y cree que puede conseguirlo gracias a una reserva de 15.000 millones de euros que llevan ahorrando desde que se disparó, precisamente, el precio de prácticamente todo. Esos 15.000 millones irán destinados a paliar la inflación y a ayudar a los españoles, pero no está claro si conseguirán mantener esa cifra del 5% con la que ya sueñan en Moncloa. Menos de eso ya lo dan por imposible, porque también incluyen posibles sorpresas que puedan venir.

El plan lo tiene controlado la ministra de Economía y vicepresidenta, Nadia Calviño. Le salen las cuentas con una sola excepción: las pensiones. El Gobierno se ha planteado una subida de pensiones que engorda más el peso de esta prestación. El dinero público que se dedica a pagar a los jubilados representa el mayor gasto de las arcas del Estado. El ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, no está nada de acuerdo con este plan porque entiende que es insostenible, pero desde Moncloa están empeñados en ganar las elecciones a toda costa, aunque con las autonómicas y municipales tienen pocas esperanzas.

Esos 15.000 millones que se reserva el Gobierno, tal y como ha podido saber este medio, se destinarán nada menos que a prestaciones similares como la ayuda al carburante, que se prevé prolongar hasta después de los comicios. Esos 0,20 céntimos de ayuda unido al descenso del coste del litro de gasolina y diésel ha dado un alivio al bolsillo de los españoles. Y la idea del Gobierno es replicarlo con estos 15.000 millones. Para hacernos una idea de lo que supone esta partida que han ahorrado vía impuestos como consecuencia de la inflación, es prácticamente el doble que el presupuesto que se destina al Ministerio de Defensa o tres veces más que lo que se destina en un año al Ministerio de Sanidad. Todo de ahorro.

UNAS ELECCIONES NEGRAS

El Gobierno afronta las peores elecciones autonómicas y municipales en muchos años. Tanto es así, que la idea de perder absolutamente todas las autonomías está sobre la mesa. El Partido Popular ha sido capaz de sacar rentabilidad al desgaste del Gobierno, que ha sufrido la pandemia, la guerra de Ucrania y la inflación desbocada que ha arrasado en media Europa. Y ahora podría conquistar prácticamente todas las comunidades autónomas del país. Y las que no, no quedarán previsiblemente en manos del PSOE. Solo Castilla-La Mancha y Extremadura se han erigido como unos buenos feudos socialistas, pero los barones no son precisamente amables con el “sanchismo”. De hecho, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, se ha convertido en el némesis de Pedro Sánchez protagonizando una revuelta interna que ya empieza a desgastar la formación.

A Moncloa solo le preocupan las generales y no es raro escucharles replicar los comentarios que soltaron otros expresidentes en horas bajas. Para el equipo personal de Sánchez, lo cierto es que las autonómicas y municipales serán el desahogo de los españoles. Se reservan todas las cartas, incluida alguna sorpresa de mal gusto para el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijoo, para el otoño, pero aún así quieren encarar las autonómicas y municipales con algo de ayuda y de buenos resultados.

Pedro Sánchez no saldrá a la calle, pero sí que quiere ayudar a los suyos con un contexto socioeconómico algo más amable. Esos 15.000 millones en ayudas se gastarán tan pronto como puedan en forma de bonos sociales, aunque luego tengan que cuadrar esas cuentas que ya desquician a José Luis Escrivá, ministro de Seguridad Social y Migraciones y el único que parece tener una calculadora en el despacho.