Venezuela es un país que se caracteriza por su sinfín de contrastes, tanto en términos culturales como arquitectónicos y artísticos. Es un país muy interesante de visitar y que cuenta, hoy, con un muy extenso y variado patrimonio arquitectónico que es capaz de reflejar, a día de hoy, el paso de la historia por el país y los momentos más importantes en esta. En particular, Caracas, la capital, se destaca por contar con una imponente concentración de estructuras tanto modernas como posmodernas que se combinan con restos de lo que fue la arquitectura colonial y que todavía asoma en algunas de sus calles. En este sentido, Fernando Bermúdez Ramos nos cuenta acerca de los principales aspectos de esta arquitectura.
De la primera arquitectura indígena a la época colonial, según Fernando Bermúdez Ramos
Si bien no suele ser mencionada en los recorridos históricos, Venezuela es un país que ha contado con importantes comunidades indígenas que tenían sus propias construcciones antes de la instalación de la Colonia. Cuenta Fernando Bermúdez Herrera que los primeros desarrollos de la arquitectura indígena se dieron mayormente en espacios selváticos y acuáticos, pudiendo hoy encontrarse restos de lo que fueron las churuatas o chozas de interés colectivo, los shabonos y los palafitos. Las churuatas en particular se caracterizaban por contar con una punta cónica de estructura circular.
Ya posteriormente al establecimiento de la Colonia, empieza a llegar a Venezuela y particularmente a Caracas el estilo arquitectónico español de ese entonces, signado fundamentalmente por la sencillez y la sobriedad. En sus comienzos, se tomaba la decisión de optar por el ahorro en los recursos para la construcción, siendo esto lo que marcó la molestia de las edificaciones de dicho momento. Así, aparecían las casas de adobe y bahareque de grandes ventanas, con zaguanes y frondosos patios, que poco tiempo más tarde pasarían a ser las más comunes. Pero este efecto no se daba solamente en las viviendas. Según Fernando Bermúdez Ramos, esta apuesta por la sencillez se veía también en la arquitectura religiosa, donde se buscaba evitar las ostentaciones, por lo menos hasta el siglo XIX, inclusive.
Un paso a la modernización
Explica Fernando Bermúdez Herrera que, hacia el siglo XX, con el desarrollo de la industria petrolera que pondría a Venezuela como uno de los países líderes en la región y en el mundo, dando lugar a lo que fue su época dorada, la arquitectura pasaría a orientarse hacia el desarrollo urbanístico moderno. Así, comenzaron a aparecer estilos como el neobarroco, a la vez que se puede ver una marcada tendencia hacia la influencia morisca, que se ve especialmente hoy en día en la edificación del Teatro Nacional y del Nuevo Circo.
En este sentido, cuenta Fernando Bermúdez Ramos que el crecimiento económico de Venezuela y el momento de bonanza y desarrollo que ponía al país en una posición líder empezaba a reflejarse también en su arquitectura. Una arquitectura mucho más moderna y desarrollada que daba cuenta, también, de un país que empezaba a transitar los mismos pasos y que lo dejaría reflejado más adelante en decenas de monumentos y de edificios históricos que muestran, hoy, una Venezuela en su momento dorado.