- Con dos sedes de éxito en La Gran Manzana, el chef Erik Ramírez y su socio Juan Correa comienzan un nuevo reto con Llama Inn Madrid, que abrirá sus puertas el próximo 15 de octubre en el cruce de la calle Conde de Xiquena con Prim.
- Para conquistar al público madrileño, el equipo de Llama Inn apuesta por una propuesta gastronómica que combina lo mejor de la cocina peruana con un imprescindible punto de inspiración madrileña desde una perspectiva contemporánea.
Viajar tiene el poder de cambiar la vida de las personas y un ejemplo de ello es el chef Erik Ramírez. Nacido en Nueva Jersey y de padres peruanos, quedó completamente impresionado tras una visita a Perú en 2009, donde se reencontró con un recetario orgulloso de su identidad y tradición, pero también en constante evolución. Esto le hizo cambiar de rumbo y enfocarse en sus orígenes, explorando las posibilidades ilimitadas de la cocina peruana.
De forma simultánea, Juan Correa, socio fundador de Llama Inn, también apostó por sus raíces, aparcando su carrera profesional dedicada a la banca de inversión para perseguir su sueño: promover la cocina peruana en Estados Unidos. Y así es como surge Llama Inn, un concepto “peruyorkino” que va más allá de los clásicos, fruto de la unión de dos profesionales estadounidenses de origen peruano que buscan dar a conocer, poner en valor y elevar todos los estilos de la cocina peruana a través de una reinterpretación de recetas tradicionales con un enfoque ecléctico y contemporáneo.
Cruzar el charco para seguir triunfando
Con dos sedes en Nueva York, Erik Ramírez y Juan Correa comienzan un nuevo reto cruzando el charco con Llama Inn Madrid, que abrirá sus puertas el próximo 15 de octubre en el barrio de Almagro-Justicia, en el cruce de la calle Conde de Xiquena con Prim. Para conquistar al público madrileño, el equipo de Llama Inn apuesta por trasladar su concepto “peruyorkino” que tanto éxito les ha granjeado en La Gran Manzana y que tiene su mejor reflejo en el ambiente divertido, cosmopolita y acogedor que logran crear en sus locales.
Luis Cornejo, jefe de cocina del proyecto en Madrid, capitaneará una propuesta gastronómica que combina lo mejor de la cocina peruana con un imprescindible punto de inspiración madrileña desde una perspectiva contemporánea, siempre con especial atención al producto de temporada y a la búsqueda de ingredientes y sabores que sorprendan. “La comida peruana es una artesanía en constante evolución, es por ello que buscamos una versión moderna de los sabores, adoptando nuevos ingredientes y técnicas que muestran dicha evolución de una manera moderna y cómoda”, afirma Cornejo.
Un paseo por Perú
La variada carta de Llama Inn combina lo mejor de la cocina criolla, amazónica, andina, norteña, nikkei y bachiche. Como entrantes, destacan dos tipos de anticuchos, una brocheta típica de la comida callejera peruana: con panceta cocinada a baja temperatura, salsa char siu cantonesa y ajíes encurtidos con spicy mayo, y otra opción a base de col con chancaca, aderezada con miso, quinoa y furikake, un condimento japonés elaborado a partir de algas, sésamo y pescado deshidratado.
La propuesta continúa con unas jugosas ostras con crème fraîche de yuzu, un un cítrico originario de China y cultivado en Japón, y un ceviche de atún inspirado en la cocina nikkei, con leche de tigre de ponzu, con cítricos de temporada como naranja y mandarina, aceite de oliva con yuzu y pimienta de sansho, muy utilizada y apreciada en Japón. Dado que el ceviche es el emblema de Perú, no podía faltar otra versión de esta elaboración a base de vieiras, con yuzu kosho, mezclado con ají y pitahaya, más conocida como la fruta del dragón, aceite de cebollino y crujiente de nori.
Los imprescindibles de Nueva York
También destacan otras opciones como un coquelet relleno con ají amarillo y arroz con aceitunas, resultado de un plato tradicional criollo, reinventado su presentación al introducir el arroz que habitualmente se sirve como guarnición; tampoco hay que perderse su trucha a la sartén con chimichurri emulsionado, acompañado de un sancochado nikkei, con daikon y ocopa, una salsa picante originaria de la ciudad de Arequipa.
La carta de Madrid incluye algunos imprescindibles de la carta de Nueva York, como la ensalada de quinoa con dos texturas diferentes que juega con el ácido de la capa exterior y un cremoso y dulce interior, elaborado con palta, anacardos, plátano y tocino; o el plato que ha conquistado los paladares más exquisitos de la Gran Manzana, un lomo saltado, originario de la gastronomía chifa, presentado bajo unas patatas fritas y servido junto a unos crêpes de cebollino y ajíes encurtidos y palta, para que el comensal se prepare su propio taco.
El broche de oro de Llama Inn lo ponen postres a base de frutas como la lúcuma con aceite de oliva, que aprovecha todas las partes de este preciado fruto de los valles andinos, así como un palo santo con miel de Oxapampa o los picarones, una especie de rosquillas, que se acompañan de chancaca y helado de vainilla. Para acompañar, nada como su selección de digestivos, con piscos y mezcales casi imposibles de encontrar en otro sitio de Madrid, así como un café de Cajamarca preparado en Chemex.
Destilados del otro lado del charco
Diseñada por la Bar Manager Natasha Bermúdez, la carta líquida de Llama Inn tiene un papel protagonista en este nuevo restaurante, ofreciendo destilados peruanos y latinoamericanos que buscan crear una comunión única entre cocina y coctelería para acompañar y alargar la experiencia. La mixóloga que ha cautivado Nueva York, ha creado una oferta de cócteles adaptada a las creaciones de la cocina, para así mantener una propuesta coherente y puramente hedonista.
Plantea es el estudio que firma el proyecto de interiorismo de Llama Inn Madrid, con un ambiente que hace referencia a las vanguardias europeas, la actitud neoyorquina y la cultura peruana, a través de los materiales cerámicos, los revestimientos de madera y el diseño de mobiliario, además del uso atrevido y geométrico del color. Asimismo, el arte tiene gran protagonismo en el local, donde se incorporan obras de José Verá Matos, un joven artista peruano que usa su arte para abordar diversos aspectos del impacto que tuvo la conquista en las Américas, así como otras de la ceramista peruana Frances Munar o de Betil Dagdelen, artista textil turco-americana y gran amiga de Erik y Juan.