Las paredes blancas tienen la cualidad de crear espacios luminosos y con un efecto óptico de mayor amplitud. Es el recomendado por los decoradores expertos para hacer que las estancias se van más grandes y reflejen la luz natural, para tener un ambiente mucho más iluminado y acogedor. También es un color que visualmente no cansa ni satura, como puede ocurrir con tonos intensos o con el papel pintado, y además combina con todo, es elegante, y nunca pasa de moda. Pero tienen un problema, y es que se mancha con mucha facilidad. Los humos, las manos, o el simple roce cuando hay niños o mascotas, es suficiente para que la pared se vaya ensuciando.
1LIMPIAR LAS PAREDES PARA RETRASAR EL PINTADO
Es cierto que la pintura blanca también es más económica y se puede repintar por menos coste, pero antes de llegar a esto podemos recurrir a otras soluciones que pueden eliminar las manchas y ayudarnos a retrasar un poco más esa nueva capa de pintura. Existen varios trucos dependiendo del tipo de pintura que lleve la pared. Antes de proceder a la limpieza, lo primero es limpiar bien la pared en cuestión, para retirar todo el polvo y la suciedad más superficial. Para ello puedes tomar una escoba y atar un trapo o una toalla, y simplemente frotar por toda la superficie. También se puede aspirar si tienes el aparato adecuado para ello. Una vez bien limpia, pasamos a tratar las manchas según el truco que le corresponda a cada tipo de pintura.
