Alejandro Valverde firmó este sábado el adiós de uno de los mejores ciclistas de la historia del ciclismo español, con capacidad para ganar en cualquier terreno, sobre todo en pruebas de un día, y que a sus 42 años dejó el deporte profesional con un meritorio sexto puesto en el Giro de Lombardía, donde a la orilla del lago de Como concluyó su larga carrera deportiva de la forma que mejor sabe, compitiendo por todo hasta el último momento.
Una despedida que lleva años anticipándose, pues los rumores sobre que cada temporada iba a ser la última del ‘Bala’ se suceden desde antes de que quedase segundo en La Vuelta 2019 con 39 años, e incluso son previos a que ganara su ansiado Mundial en Austria en 2018. No por prevista duele menos entre los amantes del ciclismo ver cómo Valverde levantaba los brazos tras cruzar la línea de meta en el Giro de Lombardía después de ganar el esprint del grupo perseguidor.
El murciano, que se hizo profesional en 2002, lo deja en 2022 tras incontables kilómetros, 133 victorias y 32 participaciones en ‘Grandes Vueltas’, nueve de las cuales terminaron con Valverde subiéndose al cajón del podio, a pesar de que por sus características podría haber conseguido muchos más logros anteponiendo las ‘clásicas’ en su calendario.
Alejandro Valverde, que compartió parte de su carrera con otros ciclistas españoles muy relevantes como Alberto Contador u Óscar Freire, no dosificó esfuerzos y siempre se lanzó a por todo. Tiene un podio en el Giro de Italia (2016), otro en el Tour de Francia (2015) y siete en La Vuelta (campeón en 2009, segundo en 2006, 2012 y 2019 y tercero en 2003, 2013 y 2014), además de haber participado en cinco Juegos Olímpicos: Atenas 2004, Pekín 2008, Londres 2012, Río 2016 y Tokyo 2020.
Sin embargo, su gran victoria fue la del Mundial 2018. En Innsbruck, donde la selección española de fútbol se conjuró para ganar diez años antes la Eurocopa, el murciano consiguió romper una de las grandes maldiciones de su carrera. A los 25 años, el ‘Bala’ tenía dos medallas de plata y parecía llamado a ser uno de los grandes dominadores del maillot arcoíris en la primera década del siglo XXI, pero no fue así.
Los años pasaban y la victoria no llegaba, aunque él se seguía subiendo al podio y quedándose cerca. En 2018, más de un año después de haber sufrido la peor caída de su carrera, se plantó en Austria con seis medallas (dos platas y cuatro bronces), y sin haber competido en la prueba los dos años anteriores, pero en una tarde histórica para el ciclismo español.
Alejandro Valverde se convirtió en el campeón del mundo más veterano de la historia con 38 años. Sus lágrimas eran entonces de alegría y cambiaban las amargas de julio de 2017, cuando en la primera etapa del Tour de Francia, sufrió un durísima caída con el asfalto mojado por las calles de Dusseldorf (Alemania) que le provocó una fractura de rótula. Su DNI señalaba que tenía 37 años y quizá aquello le podría haber abocado a despedirse, pero no.
Ocho meses fuera de las carreteras, que no le frenaron en la voracidad ganadora que había ofrecido desde su debut como profesional en 2002 con el Kelme de Vicente Belda. En la formación alicantina estuvo tres campañas y logró más de 20 triunfos antes de dar paso a la estructura de Eusebio Unzué.
En Austria consiguió el derecho de vestir durante un año el maillot arcoíris en lo que, a priori, sería un año de epílogo para una carrera que ya parecía acabarse antes de Innsbruck. Sin embargo, ese triunfo le insufló de nuevo ánimo y en 2019 terminó segundo en La Vuelta y fue campeón de España en ruta por tercera vez en su trayectoria, un nivel que le impulsó a continuar un año más, aunque ya parecía el último, esta vez sí.
Pero llegó la pandemia, el mundo entero se paró y la temporada ciclista no se pareció en nada a las anteriores. No era forma de retirarse para una leyenda así, que aún soñaba con cerrar su palmarés con lo único que se le resistía, la medalla olímpica, con una última ‘bala’ en Tokio. En 2021 la situación se fue normalizando, pero las carreteras seguían vacías de público, lo que volvió a estirar un poco más la carrera de un ciclista que en realidad no quería retirarse, como quien pospone su alarma para poder seguir soñando un poco más.
Así llegó el 2022, donde tener 42 años no ha sido un impedimento para que Alejandro Valverde terminara rozando el ‘top 10’ tanto en el Giro (acabó undécimo), como en La Vuelta (en la que fue decimotercero), además de retomar su amor por las ‘clásicas’, en las que volvió a subirse al podio, como segundo, tanto de la Strade Bianche como de la Flecha Valona.
Y es que la carrera de Valverde no puede entenderse sin las ‘clásicas’, donde siempre sacó su mejor versión, especialmente en la Flecha Valona, que ganó cinco veces, cuatro de ellas consecutivamente, además de tres segundos puestos. Bélgica siempre ha sido uno de sus lugares fetiche, pues en la Lieja-Bastoña-Lieja también fue campeón en cuatro ocasiones.
LA SOMBRA DE LA ‘OPERACIÓN PUERTO’
Con un palmarés y una carrera de estas características, su retirada solo podía estar a la altura de una leyenda. Primero con La Vuelta 2022, en la que fue homenajeado prácticamente durante todo el recorrido por un público entregado, que tantas veces lo había visto pasar y que ya no le verá pedalear más.
Su recorrido final, ‘la última Bala’, lema que utilizó su equipo para sus últimas carreras, llegó en Italia, donde Alejandro Valverde decidió correr cuatro competiciones otoñales de un día, compitiendo hasta el final con los mejores del circuito y quedándose cerca de una victoria que habría sido la guinda a un pastel al que ya no le hacía falta nada más dulce.
Alejandro Valverde, con 42 años, mirando de tú a tú a ciclistas de la talla de su compañero Enric Mas o del dos veces ganador del Tour de Francia Tadej Pogacar, se retira rozando una victoria más en una carrera donde no todo fueron luces.
También hubo sombras, como la sanción que le dejó dos años sin correr después de que el TAS considerase su participación en la conocida ‘Operación Puerto’. El murciano no pudo correr en 2010 y 2011, y tampoco en parte de la 2009 tras la prohibición por parte del Comité Olímpico Italiano (CONI) de hacerlo en su país. Una sanción que le hizo mucho daño públicamente porque llegó pocos meses después de que ganara su primera y única ‘grande’, La Vuelta a España 2009.
Ahora, el murciano ya no se replanteará más el seguir o no pese a ver que sigue teniendo el nivel de competir. Pero ya no hay más, ‘la última Bala’ ya había sido disparada y ahora el pelotón se queda huérfano del ‘padre’ del ciclismo español.