Los incendios en España siempre han estado al orden del día durante el verano cuando el calor ayuda a que se propague de manera más rápida cualquier fuego. Sin embargo, en las últimas décadas, los incendios han ido en aumento por la presencia de pirómanos que se organizan para quemar grandes extensiones de terreno. Si juntamos las colillas de fumadores, los fuegos no autorizados (de personas que piensan que una parrillada no puede extenderse) y los pirómanos, los resultados comienzan a ser nefastos.
Solo en la Comunitat Valenciana se han emitido más de un millón de toneladas de dióxido de carbono
El estado de la Comunitat Valenciana es alarmante junto con muchos otros territorios a lo largo de toda España. Solo en esta región se emiten más de un millón de toneladas de dióxido de carbono.
Esto deja un panorama climático devastador debido a la presencia de incendios forestales que han afectado gravemente a todo el territorio. José Vicente Oliver, catedrático de la Universitat Politècnica de València (UPV) ha explicado que la cantidad de dióxido de carbono que se ha emitido es superior al de las emisiones generadas por el tráfico de automóviles privados solo en la ciudad de Valencia durante un año. A su vez, la cantidad equivale al total de dióxido de carbono que emiten los automóviles en las tres capitales de provincia de la Comunitat Valenciana en un año.
España entera arde y nadie parece preocuparse
Este verano, los servicios de emergencia han tenido que combatir las llamas en diferentes puntos del territorio Español: Cataluña, Aragón, Navarra, Andalucía y Castilla y León. El fuego ha consumido la Península Ibérica de arriba a abajo e incluso ha llegado a enclaves medioambientales importantes como es el caso de la Sierra de la Culebra en Zamora que pertenece a la Reserva de la Biosfera Meseta Ibérica.
En total, han ardido más de 30 mil hectáreas de bosque que ahora mismo son pura ceniza y se han tenido que desalojar a más de 1.250 personas que no podían mantenerse en sus hogares porque el fuego comía terreno con gran velocidad. En Málaga han ardido un total de 5 mil hectáreas y en Cataluña 4 mil hectáreas.
Si viajamos un poco al pasado, desde enero hasta agosto del 2021, en Asturias ardió la superficie equivalente a 8 mil campos de fútbol. Se registraron 777 incendios y se quemaron 5.782 hectáreas. La mayoría de las hectáreas que desaparecieron fueron bajo la voluntad humana.
¿Cómo afecta la gran emisión de dióxido de carbono al clima?
El cambio climático es un hecho y el tiempo hace que cada vez se emitan datos más certeros. La Agencia Estatal de Meteorología afirma que este año en el mes de junio hemos sufrido las temperaturas más altas hasta el momento. Además, indican que la época estival será seca y calurosa aumentando en 0,5 grados centígrados. Esto quiere decir que cada vez resultará más fácil que los fuegos se extiendan y arrasen la geografía española.
En los últimos 10 años, se han producido 1.800 incendios y se han quemado 26 mil hectáreas cada año. Desgraciadamente, ya hemos superado esa cifra con creces sin haber llegado a terminar este año 2022.
La raíz del problema se encuentra en el deterioro socioeconómico agrícola
La primera cuestión que resulta alarmante es la cantidad de dióxido de carbono que se emite anualmente. Sin embargo, hay otra cuestión de gran importancia: el deterioro socioeconómico y la pérdida de explotaciones agrícolas.
España está sufriendo una migración del campo a las ciudades hasta el punto de que las explotaciones agrícolas son cada día más escasas. En los últimos 20 años, en la Comunitat Valenciana, más de 12 mil explotaciones agrícolas (la mayoría familiares) se han perdido debido al despoblamiento progresivo que ha afectado a 172 pueblos. Las hectáreas de cultivo se han visto afectadas (50 mil) y eso hace que haya una reducción del 45% y del 20% de manera respectiva. Cada día hay menos gente joven que se quiera dedicar al campo y la motivación se desvanece teniendo en cuenta las malas condiciones del sector.
¿Qué consecuencia socioeconómicas está generando este panorama de incendios?
Los incendios, además de dañar la geografía, están teniendo repercusiones sociales. La salud pública se ve dañada por la emisión de sustancias tóxicas y cancerígenas, pero también se daña mucho la salud mental. Muchas personas están perdiendo su trabajo y su entorno paisajístico. No se tiene en cuenta la repercusión que puede tener la pérdida del paisaje en los seres humanos que no dejamos de ser parte de la Tierra. La pérdida de la naturaleza es una cuestión seria que afecta a la entereza de las personas y que implica un duelo.
Las personas que han sufrido un incendio pueden tener episodios de miedo, ansiedad e incertidumbre porque la devastación es total. Por otra parte, el fuego también daña las propiedades públicas y las propiedades privadas por lo que perjudica directamente la economía de la zona y el ecoturismo. Con los incendios de Zamora en la Sierra de la Culebra se perderán más de 3 mil turistas anuales que acudían a la zona para observar a los lobos en libertad.
En cuanto a los daños medioambientales, el suelo se ve afectado en cuanto a sus propiedades y a su productividad. La vegetación se altera, aumenta la erosión y se pierden los nutrientes. Para hacerse una idea, un centímetro de suelo quemado tarda entre 100 y 200 años en recuperarse siendo ésta la capa más valiosa y fértil. Por la parte que le toca a la fauna, los animales que más sufren son los que no pueden salir de la zona incendiada como es el caso de las aves y de los grandes mamíferos.