La Audiencia de León ha impuesto distintas penas de cárcel a un sacerdote y a su hermano, vecinos de Carrizo, por abusos sexuales sobre un joven discapacitado de 26 años tanto en una finca como en un piso que ambos condenados compartían en dicha localidad.
La mayor de las condenas, cuatro años y medio de cárcel, ha recaído en el hermano de religioso como autor de un delito de abusos sexuales agravado, mientras que el sacerdote ha sido penado con dos años y tres meses por un delito continuado de abusos sexuales, junto con las preceptivas prohibiciones de acercarse y comunicar con la víctima por espacio de siete años y tres años y tres meses, respectivamente, además de libertad vigilada una vez cumplida la pena, por el mismo orden, de seis y cuatro años.
En concepto de responsabilidad civil, los condenados indemnizarán a su víctima, de forma conjunta y solidaria, en la cantidad de 6.000 euros.
La sentencia, según la información del Gabinete de Prensa del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, declara probado que ambos sometieron a abusos sexuales al referido joven, que en el año 2018 contaba con 26 años y tenía reconocida desde diciembre de 2014 una discapacidad intelectual y funcional habiéndosele diagnosticado, conforme la clasificación internacional de enfermedades, un trastorno mental consistente en un retraso mental leve del 59% de discapacidad psíquica (un 64% total junto con la discapacidad funcional).
En el desarrollo de la amistad establecida con la víctima, el sacerdote empezó a llevarla con frecuencia, aproximadamente desde finales de abril o principios de mayo de 2021, a una finca que compartía con su hermano en la localidad de Carrizo, en el paraje de Valdemarsen, donde tenía animales (colmenas, perdices, cangrejos, peces) ya que al joven le gustaban mucho los animales y se divertía pescando y cogiendo cangrejos.
La víctima, agradecida, hizo confidencias al religioso sobre sus problemas familiares y éste, una vez se ganó su confianza, aprovechando que se encontraban en un paraje lejano y despoblado, con la excusa de prepararle para cuando tuviera novia y pudiera tener hijos, con ánimo de satisfacer sus deseos sexuales, le empezó a tocar sus partes íntimas por encima de la ropa y, posteriormente, le decía que se desnudara de cintura para abajo, quitándole los pantalones y calzoncillos «para que estuviera más cómodo».
«SECRETO DE CONFESIÓN»
En ocasiones llegó a masturbarle hasta eyacular, diciéndole como excusa que eso se lo hacía para saber si era fértil y para que cuando tuviera novia pudiera tener hijos, si bien la víctima desconocía la trascendencia de estos actos a causa de su retraso mental y no opuso resistencia en la confianza de que el sacerdote no estaba haciendo nada malo con él. Además, el condenado le prohibió contar lo ocurrido porque era «secreto de confesión».
Al tiempo de ocurrir estos hechos, el hermano del religioso, titular de un estanco en Carrizo y quien conocía el retraso mental del joven y lo que le hacía el otro condenado en la finca, le invitó al domicilio que ambos hermanos compartían y que se encontraba encima del negocio de venta de tabaco.
En dicha vivienda, en su habitación, el hermano del sacerdote hacía que el joven se recostase con él en la cama y le masturbaba, llegando, al menos una ocasión, a practicarle una felación, aunque en otra ocasión, el 15 de agosto de 2018, volvieron a mantener sexo y el condenado trató de penetrar analmente a la víctima, a lo que ésta se negó.
La madre del joven comenzó a notar cambios en el comportamiento de su hijo, tanto una actitud agresiva como trastornos alimenticios y de sueño, si bien no tuvo conocimiento de lo que estaba ocurriendo hasta que la víctima, el 9 de septiembre de 2018, le contó lo sucedido a un tío, tras lo cual la progenitora denunció los hechos dos días después.