Desde su irrupción en el mundo de la música la islandesa Björk no ha parado de hacer lo necesario con la idea de reinventar el sonido de pop a su imagen y semejanza. Desde su ‘Debut’ en 1993 la artista se ha atrevido a experimentar con sonidos que van desde la electrónica al punk pasando por el ambiente. Sin embargo era de esperarse que su cercanía a Arca la llevará eventualmente a experimentar con los sonidos de lo bailable y lo urbano.
Sin embargo, como se podía esperar de un par de sencillos firmados por la islandesa, no son dos canciones de reggaeton normales. Si bien el ritmo del Dembow es inescapable en ‘Atopos’ y ‘Ovule’ es mucho más opresivo que en cualquier canción del género, más el monstruo de una película de miedo que una invitación a la pista de baile, aunque correr también sea una forma de expresarse. Hay que decir que Björk se ha rodeado bien para este proyecto sumando a nombres como Gabber Modus Operandi, un grupo clave de la electrónica indonesia y a El Guincho, artífice en la producción de ‘El Malquerer’ a su equipo.
UN NUEVO SALTO DE SONIDO
Hay que decir que el nuevo cambio de Björk era ya necesario. A pesar de la buena respuesta que su ‘Vulnicura’ de 2015 recibió en lanzamiento la intérprete pasó demasiado tiempo enfrascada en el mismo tipo de sonidos. Lo cierto es que casi todo el trabajó de la islandesa con Arca suena básicamente igual, y aunque tanto el propio ‘Vulnicura’ como su secuela ‘Utopía’ de 2017 funcionan como un todo, sus canciones sueltas son poco memorables.
Lo más probable es que esto estuviese en la mente de la artista al empezar a componer su nuevo trabajo en 2020. Durante el encierro pandémico la intérprete empezó a componer un disco basado en sus trabajos en la flauta y el clarinete, pero no dejó de tontear con la idea de un disco más ambicioso. De hecho lo describió como su «disco islandes» en una entrevista con Pirchfork, tomando sonidos del mundo nocturno de su país pero sin abandonar su folklore y su tradición coral.
Pero el hecho de que Arca ya no esté presente no elimina su influencia en este trabajo. Lo cierto es que en los dos primeros sencillos suenan coletazos del trabajo de la venezolana en su serie ‘Kick’ y de su producción para otros artistas en los últimos meses. Lo más probable es que la separación entre ambas se deba más a la distancia a la hora de los confinamientos y unas agendas demasiado complicadas en los últimos años.
UNA CARRERA DEDICADA A LA TRANSFORMACIÓN
Lo cierto es que la idea de tomar un sonido antiguo, romperlo hasta sus piezas base y reconstruirlo a su gusto. Lo hizo con el pop en el criticado ‘Volta’ de 2007, con la electrónica en los 90 con ‘Homogenic’ e incluso con todo el concepto de disco digital con el lanzamiento de ‘Biophilia’ en 2011. Una tendencia a la experimentación que se nota también en sus elecciones de papeles en su corta carrera cinematográfica.
Es una constante apuesta a la reinvención que pone a la islandesa en compañía de nombres como David Bowie o Beck, que caminan esa línea que divide el Avant Garde de lo pop sin demasiados complejos y sin un miedo particular a caer de cualquiera de los dos lados.
Pero aún más que ellos, Björk no ha tenido miedo de espantar a los oyentes que podría llamar al experimentar con nuevos géneros. Si ‘Atopos’ y ‘Ovule’ beben de los ritmos del reggaetón no lo hacen para atraer a los oyentes de Bad Bunny, y de hecho parecen por momentos canciones diseñadas específicamente para espantarlos. Después de todo es complicado imaginar a JBalvin o a Daddy Yankee utilizando estos ritmos para crear sonidos intencionalmente agotadores.
UNA PRÓXIMA GIRA
Un nuevo disco de Björk probablemente también marque una nueva gira internacional para la artista, que desde 2020 solo ha podido presentarse dentro de Islandia. Si bien de momento no ha realizado el anuncio hasta ahora ha sido un patrón confiable en su carrera y no parece probable que vaya a cambiarlo ahora.
Hay que decir también que, al menos en España, la islandesa se ha vuelto una figura constante en el circuito de festivales. Ya ha sido la cabeza de cartel en varias fechas del MadCool y el Primavera Sound, pero en un 2023 donde probablemente los grandes eventos tengan más opciones que nunca con menos personas con dinero para comprar una entrada que este año, quizás sea algo más dificil hacerle un hueco.