El ahorro energético saltó este verano a la cúspide de las principales preocupaciones del Gobierno de Pedro Sánchez, junto a la subida de la luz y demás medidas que no terminan de convencer a la gente. La limitación de las temperaturas de calefacción y refrigeración, los apagados de escaparates a las diez de la noche y el complicado invierno que parece que se avecina son el cóctel molotov ideal para que haya vuelto a estallar una polémica, con la Navidad y sus preparativos a la vuelta de la esquina.
Vigo y Abel Caballero
Abel Caballero, alcalde de Vigo, no va a recular con las luces de Navidad y ha recalcado que de hacerlo, “sería un drama económico”. Ha abogado por “medidas razonables” ante la tremenda crisis energética que vivimos, pero sin condenar al comercio y la hostelería. Su posición es parecida a la de Almeida pero enfatizando más en el peligro que correría la hostelería de quitarlas.
A pesar de ello, lleva varias semanas ya con la decisión tomada de no recular con el despliegue de las once millones de luces led que pondrá en Navidades. Sin embargo, sí ha abogado por adoptar “medidas razonables que ahorren energía” en el conjunto del Estado. No piensa por nada del mundo prescindir de la tradición y condenar de esa manera a estos sectores que generan tanto empleo. Para justificarse, ha alegado que el gasto que hace su Ayuntamiento para ello no llega a los 60.000 euros, en comparación a lo que obtienen de retorno económico.
Su apuesta va a permitir el ahorro del 14,6 % en el consumo de energía, “el doble de lo que plantea el Gobierno de España y más de lo que plantea y solicita Europa”. Férreo también en su posición, tampoco parece que vaya a echarse para atrás, y volverá a encender un año más todas esas led, dentro de un marco energético muy preocupante, que no hace más que empeorar de cara a los meses más duros de invierno.
La posición de Almeida y Madrid
El alcalde de Madrid prometió el pasado martes medidas “para aminorar el impacto energético” de las luces de Navidad, al mismo tiempo que sabemos que ya se están instalando y no van a quitarlas, bajo la premisa de asegurar también que “son necesarias”. Han anunciado que están dispuestos a reducir el número horas que estén encendidas, para no dejar a la capital sin las míticas luces navideñas.
La bronca estaría garantizada una vez más, con la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. Almeida le pidió que no cayera “en el mismo error” que en el real decreto anterior, que fue “no consultar con absolutamente nadie de los afectados ni con aquellas administraciones que lo teníamos que aplicar”. Lo que sí quiso dejar muy claro es que en medidas relacionadas con el ahorro energético, “no solo son razonables, sino que es una obligación en estos momentos, y tenemos que ponernos a la cabeza de la manifestación y dar ejemplo”.
Respecto a las luces que pondrán en Navidad, quiso recalcar que “son necesarias” y que es “importante para el comercio y la actividad económica, en una época en la que hacen el mayor volumen de facturación a lo largo de todo el año”. Con más declaraciones comprometidas con la causa, Almeida cerró su intervención dejando muy clara su postura. A pesar de verlo con una posición muy férrea, la realidad es que en los tiempos más crudos relacionados con el coste de la luz, Madrid se verá iluminada una vez más por miles de bombillas led. Y no solo pasará en Madrid.
La decisión de Sánchez y la de Europa
Ante la inminente crisis energética que vivimos en verano y sus semanas posteriores, varios alcaldes temían que desde el Gobierno del Presidente pudieran prohibir la instalación de estas luces, o reducirlas a un número muy ínfimo. Sin embargo, han decidido excluirlas de su plan de ahorro energético, y dejar a los ayuntamientos la decisión de tomar medidas que pudieran ser más o menos restrictivas.
No obstante, si salimos de nuestro país y nos fijamos en los casos de Alemania, Austria o Suiza, por poner un ejemplo, la cosa es diferente. Es cierto que estos países acabarán instalando dichas luces, pero sí que han propuesto desde diferentes partidos políticos prescindir de una mayoría o de su totalidad. Finalmente sí que reducirán en un rango muy grande el número de estas, con una crisis energética muy diferente a la de España, y con unas propuestas y unas medidas que sí que hacen justicia a la realidad.