La vida en el día a día puede llegar a ser muy estresante, sobre todo para aquellos que residen en grandes ciudades, donde el ritmo de cada jornada es trepidante, lleno de bullicio, gente en todas partes, prisas, atascos y colas en todas partes. Para escapar de esto y desconectar completamente, nada mejor que refugiarse en pequeños pueblos de montaña, donde tiempo transcurre de otra manera. Organiza tus escapadas de fin de semana poniendo rumbo a alguno de estos pueblos aislados y solitarios, llenos de encanto y belleza.
4ÓS DE CIVÍS, EN LLEIDA, UNO DE LOS PUEBLOS MÁS BONITOS
A este pequeño pueblo de Lleida solo se puede acceder por una carretera que pasa por Andorra. Se encuentra en un emplazamiento montañoso con paisajes propios de los Pirineos, a más de 2.000 metros de altura. Durante el siglo pasado fue uno de los pueblos más aislados de España, y estuvo a punto de quedar deshabitado, ya que por mucho tiempo no tuvo ni teléfono ni electricidad. Por suerte, poco a poco se fue modernizando y ha conseguido sobrevivir para convertirse en un pintoresco destino turístico.