Si algo se ha aprendido del covid es la importancia de saber si se está infectado o si se padece una enfermedad para el desarrollo de la vida cotidiana.
La sociedad se ha familiarizado con los test diagnósticos, tanto por obligación como por voluntad propia, y las palabras antígenos o PCR ya forman parte del lenguaje común. Sin embargo, no está tan claro si la cultura de “he estado expuesto, voy a hacerme un test para salir de dudas” ha venido para quedarse.
Tradicionalmente, en España la salud no es un asunto central para la mayoría de las personas. Pese a que aumenta la moda del cuidado estético, la forma física y algunos alimentos más saludables no dejan de ser gestos aislados que no consiguen cambiar el hecho de que se está dirigiendo hacia una sociedad sedentaria, obesa y cada vez más dependiente de los medicamentos.
¿Será una cuestión de educación en los hogares o en las escuelas o las dos cosas? El caso es que se habla mucho, pero se hace o se consigue más bien poco. Se impone la necesidad, por tanto, de un giro hacia la toma de conciencia individual sobre la relevancia de ser conscientes del propio cuerpo. De cómo funciona, qué le sienta bien, a qué se es propenso por naturaleza y entorno, y qué es lo que mejor le viene para tener buena calidad de vida. En definitiva, ser ciudadanos empoderados de unos mismos.
Es cierto que más vale prevenir que curar
El éxito de conceptos sociales que se observa en publicidad como el “Porque yo lo valgo” de L’Oreal o el “Yo no soy tonto” de Media Mark, indican que las personas quieren estimarse y tomar buenas decisiones. Una de ellas, quizá la central, sin duda tiene que ver con la salud, y la mejor manera es, como reza el conocido refrán, “Más vale prevenir que curar”. Y es que la sabiduría popular es muy sabia.
Si este nuevo hábito de testarse para saber cómo una persona está se naturalizara y extendiera hacia diferentes patologías, las consecuencias serían exponencialmente favorables para todos en términos de mejora en la calidad de vida de las personas, incluso de ahorro económico al evitar la enfermedad, tanto para las finanzas personales como para las arcas de la sanidad pública, que con una sociedad más sana precisa de menos recursos.
Pero lo más relevante es el poder que adquiere la persona cuando controla su salud, cuando es capaz de prever y anticiparse a debilidades y propensiones que pueden acontecer si no se detectan a tiempo, y que suponen un descalabro en el plan de vida cuando son graves. Y es que cuando una persona está enferma se queda en manos del médico y los tratamientos correspondientes, por lo que pierde por completo el control de su vida.
Ese es el grandioso poder de la medicina preventiva. La posibilidad real de aumentar la calidad y esperanza de vida, que está ya en sus manos gracias a los avances científicos y a la innovadora oferta de test diagnósticos que ya existen pero se desconocen. Sin hacer grandes inversiones económicas ni tener que investigar nada complicado, sino a golpe de click, se pueden tomar las riendas del futuro adelantándose a lo que puede venir, al contrario de vivir a ciegas.
La calidad de vida a golpe de click y con precios low cost
Que lo más difícil de cambiar son las conductas humanas, y que lleva tiempo adquirir hábitos saludables es bien sabido por todos. Pero quizás no está tan presente el beneficio exponencial que supone dar el paso, ni mucho menos, la facilidad y accesibilidad que hoy día existe con empresas que ofrecen toda una gama de test diagnósticos y consultas médicas low cost a golpe de click.
Todos ya conocen las líneas aéreas o los gimnasios low cost, pero este concepto democratizador de algo relevante y necesario ha llegado también al mundo de la salud, concretamente a la medicina preventiva a través de pruebas diagnósticas rápidas, fiables y baratas. Es el caso de Democratest, que inauguró este modelo como respuesta solidaria durante la pandemia, ofreciendo los test covid más fiables, rápidos y baratos del mercado, y que ha descubierto que dicho modelo es adaptable a otras patologías relevantes para la sociedad. Solo se debe entrar en democratest.com para encontrar asesoramiento sobre test rápidos, PCR y otras pruebas sencillas para detectar a tiempo, por ejemplo, Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS), consideradas por la comunidad médica como una epidemia. Pero también están lanzando en estos días pruebas metabólicas y endocrinas que detectan alergias, hormonas y proteínas que se deben tener en cuenta para la calidad de vida de las personas. Algo muy relevante con las proyecciones de obesidad, diabetes y problemas tiroideos que la sociedad dibuja.
El plan de esta empresa es ir completando un buen catálogo de test diagnósticos y consultas médicas relevantes y de calidad en modo low cost. Tan sencillo como buscar los test necesarios, reservar cita en la clínica más cercana (tienen en las principales ciudades españolas) y listo. Los test rápidos ofrecen resultados en una hora por 25 €, y las PCR de una amplia variedad de patologías, resultados al día siguiente por 60 € y 70 € dependiendo de cada tipo. Siempre con profesionales sanitarios y certificados médicos homologados.
Detrás todas las decisiones de Democartest está un consejo asesor médico que determina qué patologías y pruebas son las de mayor incidencia social para construir un catálogo realmente diferencial y necesario. En las operaciones y el día a día, este grupo de empresarios y biólogos comprometidos con la sociedad, que empezaron su proyecto durante la pandemia con la vocación de contribuir ayudando a las personas más vulnerables, han configurado Democratest como una empresa que pretende revolucionar el mercado de los test diagnósticos facilitando su acceso.
La medicina preventiva gana adeptos, pero falta cultura de test diagnóstico
Ojalá sea esta cultura de hacerse test de manera recurrente y natural una tendencia que ha venido para quedarse, ya que hacerse test para las principales patologías relevantes, como las Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS), evita no solo su propagación, sino que permite tratarlas de una manera mucho más eficaz, evitando males mayores como la infertilidad o la muerte, porque el valor de un diagnóstico a tiempo en este campo supone que una infección se convierta en enfermedad o no.
La medicina preventiva es el futuro, y los ciudadanos empoderados, dueños de sus decisiones y responsables de su cuerpo, capaces de anticiparse a la enfermedad y prolongando su vida, son los ciudadanos del futuro. Ese mundo que se puede imaginar es posible gracias a una de las fortalezas de la raza humana: su capacidad de evolucionar y tomar el control de sí mismos y su entorno. Pero hacerlo bien o mal está en manos de la sociedad.