El diésel tiene los días contados. No sólo por la Guerra Ucrania, que ha hecho que parte fundamental de la exportación de este carburante se quede bloqueada por parte del Kremlin, sino que su escasa producción y la subida in crescendo del gas natural, ha dado como resultado el encarecimiento del precio de este carburante, hasta el punto que, desde hace más de un lustro, está por encima de la gasolina. Un hecho histórico que múltiples expertos en el sector llevaban avisando desde hace meses y que preocupa, en especial, a todos los usuarios de coches de Gasóleo, que tienen que pagar unas facturas desorbitadas.
Todos sabemos que desde el mes de marzo, ir a la gasolinera es sinónimo de un desembolso de cómo mínimo 80 o 90 euros para llenar un depósito. Todo indicaba que, tras varios meses de subidas sin techo, el mercado de los carburantes se iba a estabilizar y volvería recobrar la normalidad. Y nada más lejos de lo pronosticado, el precio del Sin Plomo 95 oscila los 1.685 euros, mientras que el Sin Plomo 98 ha sufrido una caída hasta rozar los 1.840 euros, dejando de ahorcar con los precios abusivos que se manejaban hace menos de dos meses.
El principal problema no es la gasolina, por lo menos durante los próximos meses, sino que el paradigma de qué se va a hacer con el diésel no se sabe aún por dónde abordarlo. La brecha entre el precio de la gasolina y el diésel no sólo ha aumentado, sino que se ha posicionado como uno de los temas a tratar, ya que el Gasóleo A en las gasolineras está a 1.842 euros y el de Gasóleo A+ ha superado los 1,930 euros. Esto significa, que la diferencia entre el precio de la gasolina y el diésel en España es de unos 0.10 céntimos, una disparidad que ha revertido el orden natural del sector.
¿Cuál es el principal problema por el cuál las tarifas del diésel están a la alza? El principal culpable que todo el mundo señala con el dedo es un tema de logística y de existencias, siendo cada vez más complejo abastecer a los países con este carburante. Las refinerías que tienen el monopolio del mercado están teniendo graves problemas para generar y producir diésel, no sólo por que cada vez es más caro y no generar unos beneficios, sino que proceso de destilación para obtener este carburante tiene como principal componente el petróleo, un compuesto orgánico muy demandado por todas las grandes potencias.
Por otro lado, no solo están en el centro del huracán las refinerías, sino que la exportación de este bien de primera necesidad se ha parado en los últimos niveles, hasta el punto de que no llegan a Europa. No hay que ser adivino para darse cuenta que el principal exportador de este combustible es Rusia, que ha declarado una guerra fría a la Unión Europea por sus actos que, desde los ojos de Putin, consideran que atacan a la integridad del imperio ruso. Por ello, hace meses que tomaron la medida drástica e irrevocable de cortar todo tipo de suministro de diésel y de gas, siendo el diésel el producto petrolero ruso que es más difícil de reemplazar.
Las estadísticas hablan por sí solas, todo apunta a que en los años venideros los pilares de la industria del carburante dejarán de exportar diésel. Las consecuencias de los precios tan abusivos en las gasolineras están haciendo mella en las principales plantas europeas que están comenzando poco a poco a cerrar en cadena, cerrando en la última década un total de 24 refinerías, reduciendo su capacidad en un 10%. Una cifra escalofriante y más si tenemos en cuenta la negativa de Rusia a volver a abrir los suministros de diésel, dejando en una situación límite a la Unión Europea que ha tomado medidas drásticas, como la reducción de gasóleo para sustituirlo por la energía eléctrica.
La Agencia Internacional de la Energía ha alertado de la situación crítica que está atravesando nuestro país y Europa. En su último informe donde recogen los datos de exportación e importación de los productos básicos ha desvelado que la situación no mejorará, por lo menos, hasta el 2024, fijando ese año como el punto de inflexión en el que se verá si la curva revierte su decrecimiento. Por otro lado, los jefes de las mayores comerciantes de gasóleo que manejan los hilos del mercado han comentado que estas sanciones que Rusia ha aplicado a la UE significarán un total de hasta 3 millones de barriles de petróleo perdidos, lo que llevará a un déficit sistémico que será muy difícil de revertir.