En momentos en que el cristianismo primitivo estaba surgiendo, gracias a la labor desempeñada por los apóstoles y sus seguidores, esta mujer de grandes posibilidades económicas decidió abandonar todo y seguir a San Pablo de Tarso en su labor por difundir el mensaje de amor de Jesús. No se trata de un nombre que sea popular, no obstante, en España, según los datos aportados con el Instituto Nacional de Estadística, hay 200 damas que han sido bautizadas con este nombre. Son pocas, pero si tienes la suerte de conocer a alguna, que no se te vaya a olvidar felicitarla el día de hoy.
Santa Tecla de Seleucia
Santa Tecla de Seleucia comienza a ser conocida durante el segundo viaje apostólico de San Pablo de Tarso, realizado alrededor del año 48, cuando esta mujer conoce al Apóstol. En aquel momento, San Pablo de Tarso se encontraba visitando una región de Asia de nombre Iconio, que hoy es parte de Turquía, en compañía de Bernabé. Cuando llegaron a la ciudad, Onesíforo lo invita para que descanse en su casa, y dejó sus puertas abiertas, para que todo aquel que quisiera escuchar sus palabras pudiera hacerse presente. Se dice que allí comenzó a congregarse mucha gente, que escuchaba sus palabras sobre la resurrección del señor y sobre la continencia. En la vivienda de enfrente vivía una familia rica y noble, que tenía una hija de tan sólo 18 años de edad, de nombre Tecla, quien llegar a embelesarse por las palabras de San Pablo, razón por la que su madre no sólo se muestra inquieta, sino también molesta, ya que Santa Tecla muestra una gran obsesión por las palabras del Apóstol y pareciera que sólo vive para escucharlas.
Luego de unos días en los que Santa Tecla permanece en éxtasis, y hasta sin comer, su madre le informa de los hechos a su prometido, de nombre Tamiris. No obstante, todos los esfuerzos que se realizaron se hicieron en vano, porque Santa Tecla de Seleucia ya había tomado su decisión de dejar su vida acomodada y su hogar, abandonando sus planes de casarse para seguir a Jesús, esa persona de la que tanto había escuchado hablar a San Pablo de Tarso. La noticia del embelesamiento de la joven conmocionó a la alta sociedad de la ciudad, que llegó a acusar a San Pablo de brujería y de conjurar hechizos, por lo que San Pablo es encarcelado y Santa Tecla de Seleucia decide sobornar al carcelero, sólo con el propósito de seguir escuchando al Apóstol, quien finalmente es azotado y condenado al destierro.
Tamiris el prometido torna su amor en odio y prepara una hoguera para quemar a Santa Tecla de Seleucia, quien milagrosamente fue salvada de sus llamas y decide irse de Iconio en búsqueda de San Pablo, pero durante todo el camino ella se dedica a informar sobre la causa de su modo de vida, en amor por Jesús, que le fue inculcado por San Pablo de Tarso.
Pero el 23 de septiembre, el Santoral Católico no se agota con Santa Tecla de Seleucia, sino que se recuerda a otros santos y beatos que también se convirtieron en un ejemplo a seguir para sus hermanos, entre los cuales se encuentran San Pío de Pietrelcina, el Padre Pío, San Adamnano de Hy, San Andrés Fournet, San Constancio de Ancona, San Lino papa, San Sosso de Misena, Beata Bernardina Jablonska, Beata Elena Duglioli Dall’Olio, Beato Guillermo Way, Beato José Stanek, Beata María Emilia Tavernier, Beato Pedro Acotanto y Beato Vicente Ballester Far.