Hay un plato que, aunque en la actualidad no suele ser preparado con frecuencia, pertenece al recetario más tradicional. Los sesos huecos han visto crecer a generaciones enteras que, aunque en ocasiones se asustaban al ver sus ingredientes, no podían resistirse a comerlos.
Esta es una de esas recetas con olor y sabor a tradición, de las que no deben ser olvidadas y cuya preparación tradicional debe ser rescatada para el deleite de grandes y pequeños. Anímate a prepararla y verás como no te arrepientes.
3Cómo se limpian los sesos
Comencemos con la parte más inquietante de la receta, la limpieza de los sesos. Este órgano que luce sumamente delicado, no solamente luce de esta manera, sino que también lo es. Por lo tanto, manéjalo con cuidado y lávalo en un poco de agua fría.
Una vez que los tienes lavados, puedes decidir limpiarlos antes de cocerlos o cocerlos y después limpiarlos. La diferencia radica básicamente en su delicadeza, pues una vez cocidos, es más fácil retirar la membrana que los recubre. Llévalos a una olla, cúbrelos con agua, añade una hoja de laurel, sal y llévalos a cocción.