Hay un plato que, aunque en la actualidad no suele ser preparado con frecuencia, pertenece al recetario más tradicional. Los sesos huecos han visto crecer a generaciones enteras que, aunque en ocasiones se asustaban al ver sus ingredientes, no podían resistirse a comerlos.
Esta es una de esas recetas con olor y sabor a tradición, de las que no deben ser olvidadas y cuya preparación tradicional debe ser rescatada para el deleite de grandes y pequeños. Anímate a prepararla y verás como no te arrepientes.
10Termina la preparación de los tradicionales sesos huecos
Para terminar con la preparación de los sesos huecos, vierte aceite de oliva virgen extra en una cacerola no muy grande y llévala al fuego para que el aceite tome temperatura. Una vez que el aceite esté caliente, toma porciones de la masa y ponlas a freír hasta que estén doraditas.
La fritura de los sesos huecos es muy parecida a la de los buñuelos de calabacín o bacalao, y tal como con esta preparación, debes poner a freír solo pequeñas tandas de masa. Nunca lleves a freír demasiados, ya que pueden resultar llenos de mucha grasa o llegar incluso a quemarse.
Cuando estén listos, retíralos a un plato con papel absorbente y estarán listos para comer.