El escritor barcelonés Ramón Solsona se ha adentrado en el «enigma del tiempo» en la novela ‘Temps enrere’ (Proa), que, en un juego parecido al del título, está planteada de forma cronológicamente inversa a los hechos.
Así, el libro explica la historia de Elvira y Tomàs a lo largo del siglo XX y reconstruye la historia de su familia entre Barcelona, Alemania (donde emigran) y el Priorat (Tarragona), de donde es oriunda ella, pero lo hace empezando por el final, ha explicado el autor en un encuentro con periodistas.
Esta decisión narrativa, según Solsona, «acentúa el protagonismo del paso del tiempo», hasta el punto de considerarlo un protagonista más del libro junto a la pareja, y parte de una revelación que tuvo, asegura, viendo la película ‘Mulholland Drive’, de David Lynch.
«Viéndola sentí que Lynch me estaba hablando al oído. Me decía: ‘El amo del tiempo eres tú, puedes hacer lo que quieras», ha compartido, bromeando que en realidad fue una manera de complicarse la vida gratuitamente en el proceso de escritura.
El lector, mientras avanza en la narración, desconoce el pasado de los personajes, que se va desentrañando poco a poco, y ve como los protagonistas tampoco conocen su futuro: «Este juego de ir descubriendo el pasado mientras ellos descubren su futuro tiene interés narrativo», ha manifestado, añadiendo que el libro también se puede leer empezando por el final, en orden cronológico real.
A través de su historia –y la de un centenar de personajes secundarios–, Solsona describe el fenómeno de la emigración económica durante el franquismo a otras partes de Europa (en este caso, a la cuenca del Ruhr) a través de los ojos de Elvira, que viene de una familia con tierras en el Priorat pero que no es solvente porque todavía no ha llegado el ‘boom’ del vino.
«Es una emigrante que piensa que, al tener escuela y pequeñas tierras, no lo es. Pero está trabajando como todo el mundo, la comida no le gusta, hace un frío que espanta y duerme en barracones sin calefacción», ha ilustrado.
No obstante, Solsona ha manifestado que no quería hacer una novela sobre el Priorat, si bien lo escogió como escenario por sus «posibilidades narrativas extraordinarias» por el cambio socioeconómico que le supuso el auge del enoturismo y por tener siempre encima la espada de Damocles –en sus palabras– del descenso demográfico.
Tomàs, en cambio, es hijo de una portera viuda de Barcelona en una escalera sin ascensor, pero también termina llegando a Alemania, algo que se deduce porque al inicio del libro se hace evidente que ha envejecido junto a Elvira.
Muchos de los personajes nacen de la memoria del novelista, quien por ejemplo recuerda que un compañero de su clase dejó de asistir a la escuela porque emigró a Suiza, o el propio Tomàs, también basado en un antiguo amigo, hijo de portera, que terminó siendo catedrático de universidad.
Solsona ha explicado que tardó tres años en escribir el libro, por el que llenó más libretas de apuntes que para sus anteriores títulos, como ‘Les hores detingudes’, ‘No tornarem mai més’, ‘Línia blava’, ‘L’home de la maleta’, ‘Allò que va passar a Cardós’ y ‘Disset pianos’.
Si bien partió de un extensivo trabajo previo, el novelista ha asegurado que hay que ir con cuidado, porque la documentación «sirve para dar verosimilitud al relato, no para exhibirla».