Está claro que todos conocemos las diferencias entre una niña y una mujer. A simple vista ya son bastantes y de manera de pensar, pues tampoco se quedan atrás. Pero no es algo evidente de lo que vayamos a hablar sino de comportamientos y de relaciones.
Porque son muchos los hombres que engloban en un mismo saco a todas las mujeres. Pues bien, sabemos de sobra que no es así. Cada una puede contar con más o menos experiencia así como madurez y tan solo eso lo hacen los años y las vivencias. ¿Has estado con más niñas o con más mujeres?.
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Ropa
Aunque a veces tengan edades muy similares, siempre habrá algunos detalles que las desvelan. Uno de los principales es la ropa. En ambas opciones sí que pueden ser mujeres muy llamativas o provocativas si es que así les gusta vestir.
Esto va en el gusto de cada una. Aunque sí es cierto que la que consideramos una niña intenta vestirse de forma más provocativa, porque cree que de esta manera resultará más atractiva. ¡Sabemos bien que no es así!. Llamar la atención no es eso.
Sino en parte, todo lo contrario. No se necesita de una ropa llamativa para poder atraer a los hombres. Son muchos más requisitos los que hay que tener. Las mujeres están a gusto con su cuerpo, porque antes que nada, son ellas las que se tienen que querer.
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Las mujeres hablan de sus cosas
Quizás las consideradas niñas, esperan a que sus parejas o esas personas especiales sean las que den el primer paso. Pero no nos referimos en cuestión de relaciones, sino a la hora de entablar una conversación seria. Creen que los demás ya saben lo que una piensa.
Pues no, no es así porque hasta el momento el tema de la telepatía todavía no está de lo más extendido. Así que, se hace complicado el saber lo que la otra persona piensa. Las mujeres no tienen problema a la hora de hablar de todo lo que piensan.
Sabemos que es mejor no guardarse ciertos temas. De este modo, estamos dando pistas a la otra persona de cómo somos y de cómo pensamos. Una forma de abrirnos pero siempre guardando esos pequeños detalles que tendrán que descubrir poco a poco.
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¿El hombre invita?
En este caso, no siempre es lo que realmente piense una mujer más joven. Quizás sea el cúmulo de unos pensamientos que vienen de mucho atrás. Algo que quizás se nos vaya diciendo a lo largo de los años y que finalmente, nos creemos.
El hombre no tiene porqué invitarnos siempre. Ni siempre ni casi nunca. Es decir, quizás las más jóvenes creen que todavía sigue siendo así pero una mujer sabe que no. Nosotras también podemos invitar si así lo queremos o lo necesitamos.
No esperaremos a que él dé el primer paso en este sentido. No es una obligación por ninguna de las dos partes. Son cosas que surgen y que si uno invita, a la próxima invitará la otra parte. Es un momento de dos y como tal, también será la invitación.
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Perder el control
Otra de las diferencias entre una niña y una mujer es que la primera suele perder más el control. Cada vez que sale parece que es el último y no sabe comportarse del todo. Quizás, no siempre sea una sola copa la que se tome y así resulta.
Sí es cierto que en ocasiones, algún día se nos puede ir de las manos pero seguro que las mujeres ya actúan de otra manera. Una manera con más cabeza. Saben que una copa puede ser, pero que si no están acostumbradas o no se sienten bien, no habrá más.
Saben cuál es su límite, algo que las más jóvenes quizás todavía desconozcan, hasta que ya es un poco tarde. Las mujeres saben bien reconocer que no quieren más y que por mucho que se le diga, tendrán la personalidad suficiente para decir que no.
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Redes Sociales
Seguro que ya estás un poco harto de ver cómo las niñas no paran de subir imágenes de sus nuevas conquistas. Algo que está bien porque las redes sociales son los sitios idóneos, pero hasta un punto. Podemos subir una imagen concreta de ello.
Pero tampoco llevar el muro con besitos o corazones en las imágenes. Es por ello que una mujer, sí puede hacer lo mismo pero de otra manera. Podrá subir una imagen pero no se cansa de ello porque no necesita de las redes sociales para airear sus sentimientos.
Los más jóvenes sí que necesitan un lugar así para ello. Quizás porque tienen más tiempo para poder hacer uso de las redes. Tampoco con esto no decimos que sea malo subir fotos, pero que quizás era otra de las claras diferencias entre una niña y una mujer.
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Influencias
No es una forma de crítica, sino solamente de hacer ver las grandes diferencias que hay entre una y otra. Desde luego será la vida quien nos vaya dando esa lección, porque la gran mayoría hemos pasado por esto y por mucho más. Hablamos de las influencias.
Una niña joven se deja influenciar por casi todo. Con casi todo nos referimos tanto a un entorno como a lo que pueda llegar a ver tanto en la tele como en internet. Quizás esto es porque no cuentan todavía con la suficiente personalidad para hacer lo contrario.
Una mujer sabe que no siempre es así. No se deja influenciar de tal manera y además, sabe bien cómo pueden ser las cosas. No espera mucho pero sí deja llevar porque será una nueva manera de afrontar la vida. La realidad solo es la que podemos ver.
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Conversaciones
Otra de las importante diferencias entre una niña y una mujer son los temas de conversación. Desde luego, tanto unas como otras se pueden mostrar de lo más simpáticas y divertidas. ¡No lo dudamos!, pero los contenidos seguro que no son iguales.
No lo son porque a unas les llama más la atención unos temas y a otras no. Las que son más jóvenes o inmaduras hablan de cosas digamos básicas, que quizás ya esperamos aunque no lo hayamos pensado. Pero una mujer tiene otras temáticas.
Unos temas que pueden ser más profundos o que dan más para hablar. Situaciones de la vida o pensamientos que pueda decir en alto. Sin duda, el amplio abanico de los temas se hace un poco más extenso de lo que podríamos pensar.
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Platos de comida
Hasta en los platos de comida podemos ver las diferencias entre una niña y una mujer. Sí, aunque te parezca un tema un tanto extraño, no lo es tanto como pueda parecer. Una niña siempre está mirando de consumir alimentos que quizás, no le alimentan.
Tienen en la cabeza que las ensaladas son saludables y desde luego que lo son. Pero no solo una alimentación equilibrada se basa en ellas. Tiene que haber una compensación. Algo que la mujer más adulta sabe bien y no duda en hacerlo ver.
No nos referimos a que unos platos gusten más que otros, sino a que sepan bien qué comer y se cuiden. Quizás las mujeres más maduras ya hayan pasado por lo anterior y de ahí que un día no les importa privarse o cuidarse, pero otro, se dan el capricho siempre con cabeza.
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Cosas nuevas
Sin duda, cuando una mujer ya cuenta con una experiencia en la vida, es porque ha vivido cosas que le han marcado y le han ayudado. Aunque no siempre sea para bien, pero de todo se aprende. Es por ello que no le importa arriesgarse si es necesario.
Intentará siempre hacer cosas nuevas. No le da miedo y si es así, intenta que no se le note porque ella sabe que puede llegar a un buen puerto. Claro que las niñas más jóvenes o inmaduras por el momento solo hacen lo que saben o lo que le han enseñado.
Que no es algo malo, pero todavía cuentan con ciertos límites que tendrán que ir superando a lo largo de sus vidas. Todavía no tienen la confianza necesaria para ello. Quizás no es algo que se aprenda, sino que realmente es el tiempo quien lo determina.
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Cuidarse de sí mismas
Quizás en este caso, también va en el carácter de cada una de ellas. Pero aún así, otra de las diferencias entre una niña y una mujer es en que esta última no necesita de nadie que la cuide. Se sirve por si sola para todo en esta vida, porque es independiente.
Muchas mujeres más jóvenes todavía son dependientes. Quizás con el tiempo se den cuenta de lo contrario. Esto tampoco indica que no cuenten con sus familia o sus amigos más cercanos, sino que en un determinado momento, saben cómo actuar.
No necesitan llamar a nadie, porque ellas solas sabrán cómo plantarle cara a las adversidades. Son totalmente independientes, aunque esto no indica que no quieran a alguien en sus vidas. Lo quieren, pero no lo buscarán de una manera insistente.