- Empieza septiembre y es hora de cuidarse para eliminar esos kilitos de más que hemos cogido en el chiringuito.
- Para que puedas seguir disfrutando, te traemos las bebidas más refrescantes y que menos engordan para que disfrutes sin culpa.
Las altas temperaturas, las vacaciones y las jornadas maratonianas de chiringuito con amigos hacen que muchos se llevan un susto importante cuando vuelven a subirse a la báscula en septiembre. Un cóctel bien frío en una noche tropical es sinónimo de verano; aunque lo cierto es que existen bebidas alcohólicas con combinaciones que son auténticas bombas calóricas. Por eso, de cara a septiembre, tendemos a empezar a cuidarnos. Para que no renuncies a esas copas después del trabajo, te presentamos las bebidas más refrescantes y que menos engordan para que disfrutes sin culpa.
El vino tinto
Es una de las bebidas alcohólicas que menos engorda, debido a su composición y proceso de elaboración. Posee grandes cantidades de polifenoles, unos compuestos bioactivos que actúan como antioxidantes naturales. Eso sí, es importante tener en cuenta que el aporte calórico varía según el tipo de fermentación (si el vino es seco, semiseco, abocado, semidulce y dulce), pues algunos contienen más azúcar que otros. El tipo que menos calorías tiene es el tinto, puesto que contiene mayor cantidad de polifenoles frente a otros vinos, por tanto, sus beneficios para la salud se potencian. Así, una botella de vino tinto suele contener alrededor de los 750 ml y de media puede tener unas 560 kcal. Por lo que una copa de vino tinto estaría entorno a las 75 kcal.
Además, el vino tinto, con moderación, se ha considerado saludable para el corazón durante mucho tiempo. El alcohol y ciertas sustancias en el vino tinto llamadas antioxidantes pueden ayudar a prevenir la enfermedad de las arterias coronarias, la afección que provoca los ataques cardíacos.
La sidra
Está elaborada a partir de la fermentación de la manzana, es una opción natural y deliciosa para brindar en cualquier reunión. La sidra aporta únicamente 40 kcal por cada 100 ml y, además, mantiene las vitaminas y minerales de la manzana y parte de los beneficios de esta fruta. De este modo, la sidra puede ser una buena alternativa a la hora de cuidarse en celebraciones.
Por otro lado, la sidra destaca por su riqueza en determinadas sustancias antioxidantes, de la misma forma que lo hace el vino. Gracias a su riqueza en antioxidantes es una bebida ideal para protegernos frente a enfermedades cardiovasculares y enfermedades coronarias. De hecho, destaca por su contenido en pectina, ayudando en la prevención del infarto de miocardio y la arteriosclerosis.
Cava o champagne
A pesar de tratarse de una bebida que contiene azúcar, es uno de los alcoholes que menos engordan. El aporte calórico de este espumoso presente en cualquier brindis que se precie, sería de unas 70 kCal, aunque puede variar en función de la variedad.
Al igual que sucede con otros vinos blancos, los beneficios del cava para el organismo son bastante numerosos. Para empezar, tal como sucede con el consumo moderado de vino, reduce las posibilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares. También rebaja ligeramente la tensión y disminuye el riesgo de sufrir enfermedades como la diabetes.
El cava también favorece el aumento del denominado «colesterol bueno», lo que ayuda a mantener a raya el colesterol perjudicial. Además, tiene acciones antioxidantes, lo que redunda en beneficios para la piel.
Cerveza negra
Aunque el contenido en alcohol es un poco mayor que el de “una rubia”, su consumo se ralentiza al poseer un sabor más fuerte y una textura más robusta. Para sorpresa de muchos, la cerveza negra no tiene muchas calorías. Aproximadamente por unos 100 ml se obtienen unas 38 calorías. Tiene también entre sus componentes un 0% de grasa y un 7% de proteína.
Lo que hace de la cerveza una bebida saludable es su alto contenido en nutrientes y minerales, como el magnesio y el calcio, aunque varían dependiendo del agua con la que se fabrica. Asimismo, hay otras sustancias importantes para el organismo, como la fibra y los antioxidantes, que provienen especialmente del lúpulo.
On the rocks
Cuando se bebe whisky solo con hielo, se restan calorías de forma muy significativa y, además, se cambia el modo de consumo, mucho más relajado, ya que se tiende a saborear más la bebida.
A la hora de hacer dieta, por cada 100 ml de whisky, nuestro organismo recibe un total de 245 kcal, y contiene cero carbohidratos y cero grasas. No solo eso, destaca por su capacidad digestiva. De este modo, estimula la creación de pepsina, que es la principal enzima que se encarga de descomponer las proteínas en tu estómago en polipéptidos.
Skinny vodka
Consiste en mezclar el destilado con agua y hielo (aunque hay quien lo hace con soda). Se popularizó en los 90, ya que se atribuía su consumo a las Supermodelos de la época. El vodka aporta 58 kcal por cada 25 ml que consumas y es un desinfectante natural, además es antiséptico y combate las toxinas. También funciona para tratar dolores de dientes, limpiar heridas o hasta limpiar la casa, de hecho te sorprendería descubrir cuántos productos de limpieza para el hogar incluyen vodka.
Por último, según datos de un estudio realizado por investigadores estadounidenses, las personas que padecen artritis reumatoide y beben vodka de forma regular, tienen menores dolores e inflamación en las articulaciones y reducen el riesgo de padecer diabetes.