Conocido por ser doctor de la Iglesia, fue uno de los más importantes exponentes del pensamiento filosófico cristiano, junto con Santo Tomás de Aquino, contándose entre sus obras, escritos tan importantes como ‘Confesiones’ y ‘Las Ciudad de Dios’. Pero su fe fue a puesta a prueba, desviándose por cierto tiempo hacia la corriente del maniqueísmo, y sólo fue por la insistencia, el sacrificio y la penitencia que se impuso su madre Santa Mónica, que San Agustín volvió a la verdadera fe católica. Hoy también es el día en el que tenemos que felicitar a una cifra cercana a los 63.000 caballeros que han sido bautizados con el nombre de Agustín, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística español.
San Agustín
También se le conoce con el nombre de San Agustín de Hipona, fue hijo de Santa Mónica y de su esposo, quien finalmente aceptó también la fe católica por insistencia de ella y fue bautizado. Nació en lo que hoy es Argelia, bajo el nombre de Aurelius Augustinus y siendo todavía niño, su propia madre lo instruyó en los asuntos de la fe, ya que Santa Mónica era una gran creyente y devota de Jesús. Al llegar a la juventud, logró instruirse en filosofía y teología, llevando una vida con mucho desorden, a pesar de lo cual siempre tuvo clara la existencia del mal en esta tierra. No había cumplido aún los veinte años cuando ya tenía un hijo y fuertes conflictos con los máximos representantes de la Iglesia, llegando a identificarse con el maniqueísmo, que es una corriente de pensamiento basada en la lucha eterna que existe en el bien y el mal, asociando al espíritu del hombre con Dios, mientras que el cuerpo o carne se asociaba con el Demonio.
Logró ingresar en la Universidad de Milán, Italia, en la Cátedra de Retórica, en la que pudo oír los sermones que daba San Ambrosio, por causa de los cuales San Agustín pudo reconciliarse con la fe católica que le había sido impartido por su madre, Santa Mónica. Tempo después San Agustín sintió el llamado que le hizo la fe, convirtiéndose al mismo tiempo en religioso y erudito. Fue el propio San Ambrosio quien lo bautizó, después de haber hecho penitencia, y se convirtió en un hombre dedicado a la oración y a realizar buenas obras, por lo que regresó a su África natal para llevar a cabo la labor de la Iglesia. Cuando San Agustín fue nombrado como Obispo de Hipona, ya defendía la filosofía de una vida que debe basarse en la sencillez, llegando a escribir muchos de sus trabajos, que hoy resultan tan relevantes para la religión católica.
Pero, por mucho que ‘Confesiones’ y ‘La Ciudad de Dios’ lo hayan convertido en lectura obligada para teólogos y filósofos, el Santoral católico del día 28 de agosto no se agota con San Agustín, sino que el día de hoy también se recuerda a otros importantes santos y beatos que contribuyeron grandemente a la difusión de la fe, entre los cuales se encuentran San Alejandro de Constantinopla, San Edmundo Arrowsmith, San Hermes de Grecia, San Julián de Brivet, San Moisés Etíope, San Pelagio de Constanza, San Restituto de Cartago, San Vicinio de Sarsina, San Viviano de Saintes, Santa Florentina de Sevilla, Beato Alfonso María Mazurek, Beato Carlos Arnaldo Hanus, Beato Junípero Serra y Beatos Guillermo Dean y compañeros.