El Papa ha dispuesto que el patrimonio inmobiliario de la Santa Sede, así como toda la liquidez disponible en las cuentas bancarias, sea gestionada de forma centralizada por el Instituto para las Obras de Religión (IOR).
En un breve rescripto publicado en ‘L’Osservatore Romano’ este martes, Francisco ha especificado que el IOR tenga la competencia exclusiva para la gestión económica y que los dicasterios, oficinas y organismos afines de la Santa Sede transfieran allí todos los activos financieros y la liquidez.
Francisco ha establecido que la Santa Sede y las instituciones afines «que posean activos financieros y activos líquidos, cualquiera que sea la forma en que los tengan, en instituciones financieras distintas del IOR», deban deban informar al organismo financiero y transferirlos a este lo antes posible «en un plazo de 30 días a partir del 1 de septiembre de 2022». El rescripto papal ha entrado en vigor inmediatamente, con su publicación en el diario de la Santa Sede.
El punto central del texto papal es el artículo 219, párrafo 3 de la Constitución sobre la Curia Praedicate evangelium, que debe interpretarse «en el sentido de que la actividad de gestor patrimonial y custodio del patrimonio mueble de la Santa Sede y de las instituciones vinculadas a la Santa Sede es responsabilidad exclusiva del Instituto para las Obras de Religión». De este modo, el IOR se convertirá en el custodio de todos los bienes muebles de la Santa Sede y de las instituciones relacionadas.