Delicados momentos para la familia de Joaquín Prat, en el punto de mira por la entrevista que el tercer hijo del inolvidable Joaquín Prat y Marianne Sandberg, Federico, ha concedido en Canal 8 hablando de la delicada situación que atraviesa. El hermano más desconocido del presentador de ‘El programa de Ana Rosa’ reside en La Línea de la Concepción (Cádiz) desde hace 9 años y, sin trabajo ni dinero, sale adelante gracias a las limosnas que le dan sus vecinos, con las que tiene para comer y pagar un alquiler.
Desesperado, Federico agradece el cariño y la ayuda de la gente y pide ayuda para encontrar un trabajo – de profesión marino mercante, está dispuesto a trabajar haciendo lo que haga falta – porque, como admite, «estar en la calle pidiendo no es lo mío«.
Una comentadísima entrevista en la que Federico también explica que su relación con su familia «es delicada». «Apenas nos hablamos. Es complicado. No estoy contento con ellos» revelaba, dejando entrever la falta de apoyo de su madre y sus hermanos en un momento muy duro para él.
A raíz de estas declaraciones, y a pesar de que siempre han intentado mantener su vida personal al margen del foco mediático, Joaquín Prat y sus hermanas Alejandra y Andrea han roto su silencio y, a través de un comunicado hecho público en sus respectivas redes sociales, han contado toda la verdad de su nula relación con Federico: «Es un adicto».
«Mi hermano Federico es un ser maravilloso con un corazón de oro. Es y ha sido siempre querido en casa; educado, cariñoso, sensible y es, desgraciadamente, también un adicto» comienza la emotiva carta de los hermanos Prat, en la que aseguran que tanto ellos como su madre han «intentado ayudarle hace más de 12 años, acompañándole en numerosos tratamientos de rehabilitación, centros de toda índole y también en casa».
«Finalmente, y tras un duro camino, especialmente para mi madre, esto solo lo comprenderá quien haya tenido que vivir lo mismo en primera persona, el propio Fede escogió vivir en el sur y continuar con su adicción» añaden, explicando que «durante todo este tiempo mi madre se ha hecho y se sigue haciendo cada mes cargo del lugar en el que vive«.
«Y aunque ha tenido oportunidades ha continuado inmerso en el mundo, terrible e inmundo, de las drogas. Ya no esperamos que algún día se cure» confiesan destrozados, pidiendo en estos durísimos momentos «privacidad familiar para seguir gestionándolo de la manera menos dañina para todos«.
Finalmente, y para acabar con las especulaciones a raíz de las devastadoras declaraciones de Federico revelando que pide limosna en la calle para sobrevivir, Joaquín y sus hermanas aseguran que «las cosas, a veces, no son lo que parecen». «Son muchos años de sufrimiento que solo nosotros conocemos. Ojalá nadie tuviera que pasar por esto. Ni el enfermo ni la familia, que desgraciadamente sufre igual» explican, lamentando que en ocaiones «juzgar es muy fácil pero la vida no es blanco o negro». «Nuestra familia es una piña para lo bueno y para lo malo y así lo va a seguir siendo» concluyen.