Manos Unidas ha alertado, con motivo del Día Mundial de la Asistencia Humanitaria que se celebra este viernes 19 de agosto, del incremento del número de personas que, por diversas circunstancias, necesitan de esta asistencia para su supervivencia. Según la organización, en 2022, la población dependiente de la ayuda humanitaria alcanzará la cifra récord de 274 millones de personas.
Según el último informe de la OCHA, la Oficina de la ONU para la coordinación de asuntos humanitarios, «las economías y los medios de vida han quedado devastados (por la pandemia), lo que ha aumentado las necesidades humanitarias y alimentado los conflictos«. A esto hay que sumar el aumento de emergencias y catástrofes derivadas del deterioro del clima; el hambre y la inseguridad alimentaria; los conflictos, que siguen golpeando a la población civil, y el incremento del número de personas desplazadas internas.
Estos son algunos de los motivos que han llevado a Manos Unidas a aprobar y poner en marcha, en lo que va de 2022, 30 iniciativas de emergencia y de ayuda humanitaria –por valor cercano a 1,3 millones de euros– con las que atender a la población en situación crítica.
«Si en 2021 buena parte de los proyectos de emergencia y ayuda humanitaria que aprobamos tuvieron que ver con el coronavirus, en 2022 son los conflictos, el hambre y las catástrofes derivadas del maltrato al planeta, las que han motivado el mayor número de intervenciones de emergencia», ha explicado Adela González, del departamento de proyectos de Manos Unidas.
Según González, las personas desplazadas internas por los conflictos en diversos países de África están siendo uno de los principales colectivos receptores de ayuda humanitaria y de emergencia de la ONG en 2022. «Estamos hablando de conflictos –como la guerra en el Tigray etíope o en Sudán del Sur– a los que nadie se refiere y que no captan la atención de los medios, pero que causan un enorme sufrimiento entre la población que los padece», ha precisado.
«Manos Unidas ha enviado fondos de emergencia para socorrer a las personas afectadas por la guerra en ambos países, aunque la situación –sobre todo en el Tigray, que está sometido a un bloqueo desde hace casi dos años– no nos permite acceder a la población como quisiéramos», ha explicado González.
El terrorismo y el avance del yihadismo en algunos países de África, como Camerún o Burkina Faso, están también causando estragos entre la población de las aldeas que sufren los ataques indiscriminados de grupos terroristas y tienen que huir de sus hogares a lugares más seguros, dejando atrás toda una vida.
Zénabo Ouedrapogo, desplazada interna y beneficiaria de un proyecto de emergencia de Manos Unidas en Burkina Faso, explica cómo han tenido que escapar de sus lugares de origen. «Hemos llegado aquí sin comida, sin ropa para nuestros hijos… Estamos completamente desolados«, relata.
En Camerún, la violencia de Boko Haram ha obligado a destinar a la ayuda humanitaria parte de los fondos del ‘Programa de Paz y Reconciliación’, con el que la ONG Zerca y Lejos, Socio local de Manos Unidas en el país, trabaja por la recuperación y la reconstrucción del tejido social con las víctimas de esa violencia.
«La guerra se ha intensificado en Tourou, la zona fronteriza con Nigeria en la que trabajamos. Aquí no llega la más mínima acción del gobierno, pero, desde 2013, sí que se está sufriendo el azote del grupo yihadista Boko Haram, que ha destruido varios de los pueblos en los que trabajamos, dejando a la gente sin nada», ha señalado Adela González.
CATÁSTROFES NATURALES
El maltrato al planeta y sus consecuencias directas sobre la población también han sido otros de los motivos por los que Manos Unidas, a pesar de ser una ONG de desarrollo, ha dedicado parte de sus fondos a este tipo de ayudas de emergencia.
González explica cómo ha sido la ayuda de Manos Unidas en estos casos: «Hemos estado en Mozambique y Madagascar, ayudando en la reconstrucción de edificios dañados por el paso de ciclones y tormentas tropicales y hemos trabajando en la asistencia humanitaria para las víctimas de las inundaciones provocadas por las lluvias tropicales en los estados indios de Telangana y Assam«, ha explicado.
«Y a todo ello hay que sumar el hambre que amenaza la vida de millones de personas en África y que, si no se pone remedio en los próximos meses, «puede convertirse en una gravísima emergencia humanitaria. En ese sentido hemos aprobado proyectos en Etiopía, Kenia y Somalia», añade González.
Todas las estas acciones de emergencia y ayuda humanitaria que se están llevando a cabo en 2022 no hubieran sido posibles sin el trabajo de los más de 400 socios locales que Manos Unidas tiene en América, Asia y África.
«Muchos de nuestros socios son religiosos que conviven directamente con las comunidades a las apoyamos y que hacen suya la suerte de las personas a las que acompañaban y permanecen con ellos, haciendo frente a la adversidad. Ellos son el pilar que sostiene nuestro trabajo y las personas a las que homenajeamos en el Día de la Asistencia Humanitaria«, ha comentado Adela González.
Estas personas son las que hicieron posible que, en 2021, Manos Unidas aprobara 62 acciones humanitarias a las que destinó más de doss millones de euros y con las que pudo apoyar a casi 300.000 personas.