Este es un nombre que es bastante común en España. Ya que según los datos aportados por el Instituto Nacional de Estadística, hay alrededor de 250.000 damas que han sido bautizadas con el nombre de Elena, y a ésta santa se le debe el hecho de que el cristianismo se esparciera por casi todos los rincones del Imperio Romano, ya que siendo la madre del Emperador Constantino, ella se convirtió antes que su hijo a esta religión e hizo peregrinación hacía Palestina, en la búsqueda de reliquias sagradas, como los clavos con los que clavaron a Jesús, entre otras.
Santa Elena de Constantinopla
Según los datos que se encuentran recogidos en la historia, en el viaje que Santa Elena de Constantinopla realizó a los lugares santos, pudo recuperar la vera cruz, de la cual fue repartiendo astillas por Roma y casi toda la cristiandad, así como el Titulum Crucis, donde figuraban las letras I.N.R.I, y otras supuestas reliquias que hoy se guardan y se preservan en muchas catedrales importantes.
Tuvo una vida bastante convulsa, se piensa que su lugar de nacimiento fue Nicomedia, una ciudad que en la actualidad forma parte de Turquía, y que contrajo matrimonio con el general Constancio a los 23 años de edad, matrimonio del cual nacería Constantino, quien se convirtió en emperador de los romanos y el primero que se convirtió también al cristianismo, llegando a organizar incluso el Concilio de Nicea en el año 325, para homologar la práctica de esta religión, que estaba divida en múltiples facciones, con costumbres y ritos diferentes, del cual nacieron las Sagradas Escrituras, y se piensa que su madre tuvo mucho que ver en ello.
Lastimosamente, Constancio repudió a Santa Elena de Constantinopla años después, para poder contraer un nuevo matrimonio con la hijastra de Maximiano, de modo que pudieran cumplirse todos los pasos necesarios para que se constituyera la tetrarquía que regía en aquella época el imperio. Luego de ser repudiada por su esposo, Santa Elena de Constantinopla tuvo que vivir por un tiempo apartada de su hijo, y sólo pudo volver a convivir con Constantino cuando murió su padre Constancio.
Fue luego de ese reencuentro con su hijo que Santa Elena de Constantinopla comienza a destacarse por sus grandes virtudes cristianas, comenzando por ser bastante humilde y muy discreta, pero sin dejar de ayudar a los pobres. Luego de que su hijo llegó a ser emperador, se dedicó a recorrer toda Palestina en peregrinación, recorriendo los lugares santos, proponiéndose como misión encontrar, entre otras cosas, la Santa Cruz con la que Jesucristo fue crucificado, y la leyenda cuenta que así lo hizo, preguntando para ello entre la población judía.
Se dice que la encontró enterrada en un pozo, al lado de otras dos cruces, que fue como la historia cuenta que fue crucificado Jesús, y que Santa Elena de Constantinopla mandó a fraccionar la cruz en tres, enviando una a Constantinopla, la otra a Jerusalén y la tercera se la llevó con ella hasta Roma, junto con un clavo de la cruz, en donde todavía es conservada esta reliquia, precisamente en la Basílica con el nombre de la Santa Cruz de Jerusalén.
Pero el santoral del 18 de agosto está compuesto por otros santos y beatos que, como Santa Elena de Constantinopla, llevaron a cabo grandes obras para la cristiandad, mencionándose entre ellos San Agapito de Lacio, San Alberto Hurtado, San Eonio de Arlés, San Fermín de Metz, San León de Licia, San Macario de Bitinia, Santa Juana de Chantal y Beata Paula Montaldi.