Lógicamente, el ginecólogo es un gran profesional que sabe hacer bien su trabajo. Pero como sucede en todos los ámbitos, no siempre nos encontramos con gente tan profesional como comentamos. En ocasiones vemos cómo ciertas situaciones nos superan y debemos conocerlas.
Solo así, descubriremos sin son habitual o si, por el contrario, es que nos hemos encontrado con la excepción que confirma la regla. Hoy te vamos a hablar de todas esas cosas que no debes permitirle hacer a médico ginecólogo. ¡Presta mucha atención a todo lo que sigue!.
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Juzgarte por tus decisiones
Es cierto que el ginecólogo nos tiene que contar todo lo que vea y descubra, ya que para eso es médico. Pero luego, cada mujer debe tomar sus propias decisiones. Cuando vamos a la primera consulta, suelen hacernos una selección de preguntas. Más que nada para cubrir un historial y siempre saber un poco más sobre nosotras.
Pero también es cierto que ninguna de esas preguntas te va a incomodar. Por lo que debes estar tranquila, porque simplemente es algo rutinario. Eso sí, tus contestaciones siempre deben ser aprobadas. El médico no puede juzgarte ni lo más mínimo por ellas, porque tu vida la controlas tú. Al menos, desde el punto de vista que mencionamos.
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Examinarte sin aprobación
En ocasiones vamos al ginecólogo a hacerle diversas consultas, ya que no siempre podemos hablar con él por teléfono. El tenerlo cara a cara siempre es mucho mejor para poder explicar nuestras inquietudes o dudas. Con solo esto ya estaremos hablando de una consulta. Es decir, no es necesario que haya una exploración para ello.
También es verdad que debemos hacernos revisiones de manera frecuente para poder descartar o prevenir ciertas enfermedades. Pero siempre debes aprobarlas todas y cada una. Eres tú quien decides cuándo. Cierto es que el ginecólogo te puede dar unos consejos, dependiendo de tu edad o de tu historial. Una cosa no está reñida con otra, pero nunca permitas que te examine sin tu aprobación.
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No dar explicaciones
Es verdad que no todos los médicos son iguales. Algunos velan por los intereses de sus pacientes y otros, lo hacen similar. Parece que muchos se centran en no perder demasiado tiempo con cada uno de nosotros. Aunque como bien decimos, no todos son así. De ahí que cuando entramos en una consulta de un médico y más de un ginecólogo, necesitamos muchas explicaciones.
No dejes que tu médico vaya más a lo práctico sin mediar explicaciones. Lo mejor es siempre saber en qué punto nos encontramos y cuál será el siguiente a dar. Para ello, necesitamos que nos vayan comentando cuáles son los pasos a seguir. Es decir, necesitamos y queremos explicaciones de todo aquello que van a realizar. Ya sean pruebas o simplemente revisiones. Al estar hablándonos también es una manera de tranquilizarnos y de sentirnos más cómodas, ante un momento así.
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Críticas hacia el cuerpo
No debemos consentir ningún comentario hacia el cuerpo que tenemos. Sobre todo cuando quieren hacernos sentir un poco mal. No sería la primera vez que nos encontramos con esa frase de: «¡Qué velluda!». Pues sí, hijo, es un problema como otro cualquiera y ya una tiene bastante con él, para que encima se lo vaya a recordar un médico que apenas ha visto en un par de ocasiones. ¡Algo totalmente fuera de lugar!.
Pero aunque te parezca extraño, sí es cierto que algunos médicos son así de espontáneos. Pero no se dan cuenta de que el pudor está siempre a la orden del día en casos así. Por lo que si lo comenta una amiga, no se lo tendremos en cuenta tanto como un médico ante el que tenemos que desnudarnos. Así que, no vamos a tolerar ninguna frase que nos haga sentir mal, aunque sea así de espontánea. ¿Te ha ocurrido alguna situación como la que hemos relatado?.
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La subjetividad
Los médicos como el ginecólogo están ahí para guiarnos, para decirnos cómo terminar con algunas situaciones y cómo prevenir otras. Nos guiarán de una manera médica, pero cierto es que la subjetividad no puede entrar entre sus comentarios. Más que nada porque se deben guiar por los términos médicos y todo aquello que realmente conocen. A veces los consejos pueden entenderse de muchas maneras.
Quizás cuando hay mucha confianza, sí pueda ser una buena solución. Pero lo que no deben hacer es intentar influenciarnos, sino simplemente darnos consejos. Sobre todo cuando hablamos fuera de los términos médicos, claro está. Así que, debemos intentar saber separar ambos conceptos, porque como vemos, poco tienen que ver. Siempre hay unos límites, que no todos pueden afrontar.
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Revisiones con guantes
Aunque es de lo más común, lo cierto es que en ocasiones también los especialistas pueden despistarse. Las normas higiénicas siempre tienen que ser una de las grandes bases en todo tipo de consulta. Pero más en estos casos, por el tipo de consulta a la que nos tenemos que someter. Así es que, los guantes son uno de los detalles imprescindibles y a tener siempre en cuenta. La gran mayoría cuenta con una cajita de los mismos, próxima a la zona donde tienen la camilla y realizan las exploraciones.
Ellos lo saben, pero si no sucede así, tú puedes recordarlo. Sí, quizás quede un poco fría la situación pero es también nuestra consulta, así que, podemos controlarla en algunos aspectos. Ya sabes que cuando no hay confianza, entendemos que no siempre es sencillo decir lo que pensamos. Pero con un poco de tacto seguro que el médico también hasta te pedirá perdón por no haberlo pensado antes. Así, te darás cuenta de que había sido solo un pequeño despiste y hasta ganarás más confianza de la que crees.
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¿Perder el tiempo?
Quizás sí tiene que ver con lo subjetivo que hemos comentado antes. Pero es que nos hemos encontrado con todo tipo de profesionales. En ocasiones, eso de «Estás perdiendo el tiempo», no puede decírtelo nadie. Menos aún, un ginecólogo. Porque cada persona cuenta con una manera de pensar y como no, de aprovechar su tiempo como más le guste o le convenga. Nadie más puede decidir, porque las decisiones son muy personales.
Lo importante de todo, es que el profesional te explique los pros y los contras de tu problema, si es que lo hay. A partir de entonces, ya no puede meterse más allá. Será decisión tuya el poder dar un paso más. Eso sí, siempre y cuando no haya un problema médico grave. Entonces quizás la rapidez tenga todo el protagonismo. Pero aún así, habrá formas y formas de poder decir las cosas y como tal, de poder actuar ante ellas.