Cada día del año el Santoral Católico recuerda la vida de varios santos y beatos, porque hay más de 10.000 de ellos en el Martiriólogo Romano, de modo que cada día del año rendimos honores a varios de ellos, y entre los que se encuentran en el Santoral del 13 agosto está San Hipólito, a quien se reverencia por hacer sido un soldado romano en el siglo III, que se convirtió al cristianismo y que cuando se dedicaba a asistir a los entierros de otros cristianos fue apresado y martirizado.
San Hipólito
Primeramente, San Hipólito fue un soldado romano al que se le encargó la tarea de hacer la custodia de los prisioneros que eran profesaban la fe en Cristo, y gracias a todo lo que pudo presenciar y al contacto con estos prisioneros y las ideas que le fueron enseñadas sobre los valores que eran el pilar de la creencia en Jesús de Nazaret, se convirtió al cristianismo, exhibiendo valores de absoluta piedad al asistir a los entierros de los prisioneros cristianos que habían sido muertos por orden el imperio. Esa razón bastó para ser apresado y sometido a tormentos y finalmente morir martirizado, de hecho, se tienen muy pocos registros de cómo fue la vida de este santo, salvo que aparece en las actas de San Lorenzo, como converso y bautizado, de hecho era uno de los guardias que lo custodiaban y cuando San Lorenzo murió martirizado, San Hipólito asistió a su entierro, lo que le valió ser llamado por el propio emperador, cuando supo de este hecho, y lo reprendió por haber tenido «una conducta indigna de un oficial y un caballero» y por haber deshonrado el uniforme de soldado romano.
Debido a esto, San Hipólito fue mandado a azotar, junto con su nodriza Concordia y otros diecinueve mártires, quienes murieron en la tortura. Sólo San Hipólito pudo sobrevivir la flagelación, siendo condenado posteriormente a perecer arrastrado por un tronco de caballos.
Por causa de un error que cometieron los clérigos que llevaron el registro del Martiriólogo Romano, de forma inadvertida, San Hipólito fue registrado como dos personas, que fueron Hipólito de Romo e Hipólito de Porto, pero no importa cuál de los dos nos encontremos en cualquiera de los calendarios de los Santorales, se están refiriendo al mismo santo, aunque a cada uno se le había asignado un día diferente para ser venerado, dándole al segundo nombre el día 22 de agosto, pero este error fue corregido en una revisión que se efectuó al Martiriólogo Romano en el año 1969.
El tormento y martirio al que fue sometido San Hipólito consistió en ser despedazado por dos caballos salvajes, luego de haber sido atado a los mismos. Según los registros, los restos en los que fue despedazado su cuerpo se fueron recogiendo y enterrando por todo lo largo de la Vía Tiburtina en la ciudad de Roma, de modo que no han podido conservarse sus reliquias.
Pero el Santoral del 13 de agosto no se completa con San Hipólito, tal como afirmamos antes, sino que en este día también se rinde homenaje a otros santos y beatos que mostraron en vida especiales virtudes que los hicieron dignos merecedores de tal honor, entre los que podemos mencionar a San Antíoco de Lyon, San Casiano de Imola, Santa Gertrudis de Altenberg, San Ponciano papa, Santa Radegunda de Poitiers, San Vigberto de Fritzlar, Beato Guillermo Freeman y Beato Jacobo Gapp.