La guerra entre Ucrania y Rusia es el argumento que esgrimen muchos políticos para explicar el encarecimiento de muchos productos. Sin embargo, la inflación a nivel europeo y, en particular en España, ya venía creciendo sin freno desde mucho antes de que se iniciara el conflicto bélico.
Uno de los motivos que explica la elevada inflación es el progresivo agotamiento de los combustibles fósiles. El diésel, la gasolina, y en general el petróleo, pero también otros combustibles como el gas natural, han alcanzado su pico máximo de extracción.
O al menos están a punto de conseguirlo. Ya apenas existe capacidad ociosa de extracción, lo que significa que, aunque siga habiendo posibilidad de extraer estos combustibles, su rentabilidad comienza a decaer.
Esto implica una subida alarmante de precios, y lo que es peor, la afectación a toda la economía, pues numerosos sectores son dependientes de los combustibles fósiles. Desde la movilidad alternativa se insiste en la necesidad de reforzar el transporte público y apostar por los vehículos eléctricos. ¿Sabes cuáles son las ventajas de estos últimos?
¿Qué beneficios aporta la movilidad eléctrica?
Un apunte muy relevante, por eso lo colocamos como primera ventaja de este tipo de movilidad, es que los vehículos eléctricos no están acotados a los coches. En los últimos años se han desarrollado opciones muy variadas que van desde los patinetes a las bicicletas pasando por medios de transporte público.
Incluso se está investigando mucho para incluir el hidrógeno como combustible fósil, si bien en ese caso no sería movilidad eléctrica como la conocemos actualmente. En cualquier caso, si tú también quieres probar la movilidad eléctrica puedes, por ejemplo, alquilar motos eléctricas y disfrutar de esta nueva forma de desplazarse por la ciudad.
Un segundo aspecto positivo es que los vehículos eléctricos no emiten gases de efecto invernadero, no contribuyen al calentamiento global ni al cambio climático desde esa parcela. Además, su nivel de ruido es más bajo, ofreciendo así más confort dentro y fuera del vehículo.
Como cuarta ventaja está, aunque ya no tan claro, que el precio de la electricidad es más barato que el combustible. Recargar cualquier vehículo eléctrico sigue siendo más barato que usar combustible en toda Europa.
Y a esto le acompaña la mayor fiabilidad de estos vehículos. Dejar de usar sistemas de combustión interna reduce el número de piezas en su ensamblaje. El resultado es un menor coste de mantenimiento.
Si se hace un buen uso de los medios de transporte eléctricos, los usuarios consiguen ahorrar dinero y energía. La inversión inicial, que sí es más elevada en un vehículo de este tipo, se ve amortizada en el medio y largo plazo.
El futuro de la movilidad urbana
Queda todavía mucho por implementar en la movilidad alternativa, pero está fuera de toda duda que los vehículos eléctricos van a pasar a ser los grandes protagonistas, especialmente en las áreas urbanas.
Si el precio de adquirir uno de estos coches es muy elevado, cada vez hay más fórmulas alternativas como el uso del car sharing. Por otra parte, la cruzada frente a los combustibles fósiles, que no es ningún acto de venganza, sino un interés por no acelerar las consecuencias del cambio climático, tiene como ventaja añadida una menor presión fiscal en la movilidad alternativa.
Con un vehículo motorizado eléctrico posiblemente podrás acceder a zonas de la ciudad a las que será imposible hacerlo con un coche de combustión interna. Todas las grandes ciudades, al menos en el ámbito europeo, llevan años planificando estrategias para aportar los vehículos más contaminantes de los cascos históricos.
Con un vehículo eléctrico no solo puedes sacar partido de todos estos beneficios, sino que además actúas como impulsor de la conciencia ambiental. Tu gesto puede servir de ejemplo para que otros muchos familiares y conocidos sigan la misma senda.
¿Qué retos enfrenta la movilidad eléctrica?
Más allá de las ventajas de la movilidad alternativa, es fundamental no olvidar cuáles son los retos a los que se enfrenta este sistema. En primer lugar está la falta de infraestructura, las áreas para cargar vehículos todavía son escasas fuera de los núcleos urbanos.
La autonomía es otro de esos retos a salvar, siguen siendo pocos los modelos que superan los 500 km de autonomía, aunque sí se ha diversificado mucho la oferta de vehículos para desplazamientos urbanos.
El tercer aspecto a mejorar es el tiempo de carga, que es muy superior al de repostar con combustibles fósiles. Todos estos desafíos son en los que trabajan investigadores, ingenieros y empresas del sector.
La movilidad eléctrica ha llegado para quedarse, y aunque no podrá sustituir en masa a los combustibles fósiles, sí es una ayuda irremplazable para luchar contra el calentamiento global.