Gambas a la gabardina: el truco para que te queden perfectas

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Las gambas a la gabardina es una de las tapas más tradicionales de la cocina española. Bajo este original nombre se esconde un irresistible bocado que consiste en una pieza de tierno marisco envuelta en un crujiente y sabroso exterior. Son perfectas para aperitivos o cenas informales, acompañada de un vino, una cerveza o un vermut y con buena compañía. Este plato fue muy popular en la década de los 80 y los 90 hasta que comenzaron a llegar las versiones congeladas y terminó cayendo un poco en el olvido.

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LA FRITURA PERFECTA: CRUJIENTE Y NADA ACEITOSA

gambas a la gabardina

Para que la fritura quede perfecta, hay que hacer las gambas a la gabardina a tandas pequeñas para que no baje la temperatura del aceite. De lo contrario absorberían más cantidad de aceite y quedarían un poco pesadas. Una vez dorado el rebozado, las vamos colocando en papel absorbente para que se vaya escurriendo el exceso de aceite. Y ya estarían listas. Se deben comer recién hechas que es cuando la gabardina está más crujiente, jugosa y rica.