Acción Contra el Hambre ha celebrado el aumento de la lactancia materna en los últimos años en todo el mundo. Según un estudio en esta materia de la ONU, hasta un 44% de los bebés de menos de seis meses se alimentaban de esta manera en 2019. Aún así, la ONG ha recordado que el objetivo es alcanzar el 50% en 2030.
«La lactancia materna es una de las maneras más eficaces de asegurar la salud y supervivencia de un bebé, lo que a la larga significa una salud más robusta para toda la comunidad y, además, protege a las madres frente a ciertas enfermedades como la diabetes y problemas cardíacos», ha recordado Acción Contra el Hambre, con motivo de la celebración de la Semana Mundial de la Lactancia Materna.
En este sentido apunta que, según la OMS, en muchas regiones, el riesgo de mortalidad es 14 veces mayor en los niños que no son amamantados, en comparación con los que sí se alimentan de leche materna.
«Sin embargo, las dificultades para dar el pecho son muchas y variadas según el contexto», ha advertido la entidad, antes de recordar que existen lugares en los que las mujeres se enfrentan a dificultades para encontrar el lugar y el tiempo para amamantar, ya sea porque trabajan muchas horas, se desplazan largas distancias, viven en un lugar en conflicto o por cuestiones culturales.
Como ejemplo, recoge la situación de Nadia y de su hijo de 2 meses, que viven en una zona del interior de Afganistán. «Su embarazo, como el de la mayoría de las mujeres de la zona, fue una gran fuente de preocupación porque la única clínica sanitaria disponible está muy lejos de su casa, y es de muy difícil acceso», ha explicado Acción Contra el hambre.
«Durante el embarazo, tanto ella como su hijo estuvieron muy débiles, pues la familia no contaba con suficiente comida para cubrir sus necesidades nutricionales; tan solo algo de arroz, trigo y harina», ha lamentado la ONG.
La entidad también ha destacado la necesidad de formar e informar a las madres sobre su importancia y las mejores técnicas para hacerlo, además de trabajar con en su salud mental que, según ha destacado, «impacta el cuidado de los hijos y la lactancia» y les puede llevar a malnutriciones y otros problemas de salud.
Acción Contra el Hambre narra, en este caso, la historia de Nyalat, de Etiopía, quien participa en el programa de Salud Mental y Prácticas de Cuidados que la organización implementa en el país y que busca, según ha explicado la ONG, «reforzar prácticas de cuidado positivas como el juego o la lactancia y evitar que esta herramienta vital para la salud de los niños se pierda durante situaciones de crisis».
También pone en valor el papel de promotoras de salud voluntarias, formadas por la ONG, que enseñan a madres como Agnes Lomukereng, de 20 años, la importancia de la lactancia materna, así como a alimentarse ella de la forma más adecuada, con pautas específicas para los meses en los que continúe amamantando a su hijo Filex, de 9 meses.
Filex es su segundo hijo y Agnes ha notado diferencias significativas en la salud y resistencia de su hijo, que enferma mucho menos que su primogénito, gracias a las visitas de Irene, una de las promotoras de salud que la organización ha formado en Kenia.
Hasta hace poco, las mujeres de este pueblo, en el oeste de Kenia, interrumpían la lactancia a los tres meses y comenzaban a alimentar a sus bebés con leche de vaca o de cabra. Ahora, el impacto de la educación sanitaria es tangible en todos sus hijos e hijas.