Ibercaja revisará las previsiones de crecimiento económico tras el verano y pide serenidad y «menos ruido»

El director de Comunicación y Relaciones Institucionales de Ibercaja, Enrique Barbero, y el jefe de Análisis Económico de la entidad, Santiago Martínez, han manifestado que el banco no va a revisar las previsiones de crecimiento económico de España y Aragón hasta después del verano y han pedido «serenidad» y «menos ruido».

En la rueda de prensa para dar a conocer el contenido del número 76 de la Revista Economía Aragonesa, que edita Ibercaja, publicación que contiene un apartado destinado a la coyuntura económica, Martínez ha recordado que la previsión de crecimiento de la entidad para España en 2022 es del 4,7 por ciento y del 4,4 para Aragón.

Según ha expuesto, «estamos en la hoja de ruta de ese escenario» e, incluso, «creciendo más en empleo», si bien ha reconocido que el riesgo «aumenta mucho para final de año, pero es pronto para valorarlo».

A colación, ha indicado que el entorno negativo «se exageró mucho» durante la pandemia, hasta que no se tocó suelo, y ahora pasa algo parecido, «pero con la inflación», cuyo crecimiento máximo «creíamos que iba a llegar antes, en marzo, pero la última subida del precio del petróleo y del precio del gas, que se ha vuelto a disparar por problemas políticos», ha hecho que el IPC ascienda en junio hasta el 10,2% interanual.

Eso va a hacer «que el final del año sea menos positivo de lo que esperábamos», si bien hay que esperar a conocer «si finalmente hay o no cierre del gas ruso a Alemania y donde está el pico de la inflación», ha constatado el jefe de Análisis Económico de Ibercaja.

Martínez ha adelantado que podría darse una desaceleración de los precios «dentro de poco», tras observar que los máximos ya han llegado a los alimentos, si bien esa bajada podría ser «menos abrupta de lo que pensamos porque el precio del gas se mantiene alto y el del petróleo ha bajado menos de lo que se esperaban», para apostillar que la evolución de estos últimos dos parámetros están dentro del escenario previsto por la entidad.

2022, GARANTIZADO

Por todo esto, el jefe de Análisis Económico de Ibercaja ha considerado que el cierre del año 2022 «está bastante garantizado» y la previsión de crecimiento podría modificarse «una décima o dos a la baja», mientras que 2023 «está pendiente de qué suceda con el suministro de gas y cuando alcanzamos ese pico de inflación».

La entidad financiera había estimado para el año que viene un crecimiento del 4,8 por ciento en España y del 5,1 por ciento en Aragón.

Por su parte, el director de Comunicación y Relaciones Institucionales de Ibercaja, Enrique Barbero, ha pedido «un poco de serenidad» porque «hay mucho ruido» y, en algunos casos, «una visión muy catastrofista de lo que pueda ocurrir a la vuelta de vacaciones, en septiembre y meses siguientes».

Barbero ha detallado que se está produciendo el llamado ‘efecto acantilado’, presuponiendo «que la economía se va a desplomar», si bien las previsiones de la entidad estiman que existe «un exceso de pesimismo frente a la realidad».

Ha reconocido que en un momento de incertidumbre ese ruido es inevitable, pero ha pedido «distinguir lo importante» de lo que no lo es y ha considerado que los responsables políticos han de contribuir a esto por su «plus de capacidad de decisión».

Barbero ha esgrimido que ante «este nivel de ruido e incertidumbre», con una «cascada de revisiones a la baja», la entidad ha optado por no revisar las suyas, si bien «sabemos que las vamos a tener que corregir, que va a haber menos crecimiento en la parte final del año y en 2023».

INFLACIÓN, PRINCIPAL RIESGO

El director de Comunicación y Relaciones Institucionales de Ibercaja ha señalado a la inflación como el principal riesgo y factor desestabilizador. «Nos preocupa» y también a los bancos centrales, como han demostrado con la subida de los tipos de interés «con contundencia, con firmeza» para «corregirla».

Por otra parte, ha argumentado, «vivimos en un mundo tremendamente dual, con los indicadores coyunturales» de flujos turísticos, de consumo e incluso de inversión en determinados ámbitos «que son muy robustos», igual que la cifra de cotizantes a la Seguridad Social, «que supera ampliamente las que había antes de la pandemia; son buenas, son positivas», junto «a un deterioro de los índices de confianza tanto de las familias, como de las empresas.

Barbera ha abogado por «desdramatizar» la subida de tipos de interés en una economía como la española y «poner perspectiva» el hecho que el Euribor esté el uno y el dos por ciento ya que es un «mínimo histórico» en los últimos 30 o 40 años. «Salimos del entorno en el que el dinero no valía nada y pasan a valer algo», ha sintetizado.

El director de Comunicación y Relaciones Institucionales de Ibercaja también ha expuesto que se da una «diferencia fundamental» con otros momentos en los que han subido los tipos de interés y es que en los dos o tres últimos años más de dos tercios de las hipotecas en el mercado español y casi el 90 por ciento en Ibercaja «se han formalizado a tipo fijo» de manera que no les afecta la subida.

MATRÍCULA DE HONOR

Barbero ha enfatizado que la economía española y la aragonesa «han sacado matrícula de honor en la pandemia» y el sector privado, sobre todo, «ha mostrado una capacidad de resistencia muy importante».

Según ha enumerado, «tenemos a las empresas con mucha menos deuda que hace diez años, mucha más posición de tesorería –que está en niveles históricos– y con un nivel de internacionalización inédito, con más del 30 por ciento de ventas de las empresas españolas y aragonesas en el exterior».

Por su parte, los hogares también presentan «bastante menos endeudamiento que en 2008 y 2009 y bastante más ahorro que en 2019 porque se ha generado una bolsa de ahorro extra de 80.0000 millones de euros en la economía española estos dos años», a lo que se unen unos niveles de ocupación en el mercado laboral, al menos hasta septiembre, que también son «récord histórico».

Asimismo, las entidades bancarias presentan, con datos objetivos, unos niveles de solvencia, liquidez, calidad del riesgo y rentabilidad «que no habíamos tenido en los últimos quince años», de manera que el sector privado, «a pesar de las dificultades y del entorno que tenemos, lleno de amenazas y de incertidumbres, está más fuerte que nunca para afrontarlas».