- Lhardy, el restaurante fundado en 1839, presenta una propuesta gastronómica renovada que gira en torno a tres pilares: la recuperación de recetas clásicas, la temporalidad y una materia prima excelente.
- Entre las novedades, destacan entrantes como la ensaladilla de lubina de anzuelo o el mejillón de bouchot con salsa marinera de lemon grass; platos recuperados del recetario original de Lhardy, como el cóctel de gambas, la sopa de cebolla a la francesa o el pâté en croûte; y el mero salvaje con tallarines de calamar.
- Completa la experiencia su carta líquida – recientemente renovada – con más de 200 referencias de vinos nacionales e internacionales procedentes de regiones como Burdeos y Borgoña, y una amplia propuesta de champagnes, entre otros.
Como un guiño y reconocimiento a la cocina clásica francesa y a los orígenes de este templo legendario, Lhardy, situado en el número 8 de la Carrera de San Jerónimo, incorpora nuevas creaciones a la carta del restaurante. Una propuesta que pone de manifiesto el afán del restaurante por sacar a la luz su mejor versión, a través de la búsqueda del mejor producto y la artesanía. Todo ello avalado por la experiencia y tradición de Pescaderías Coruñesas.
Así, sin perder grandes clásicos – como las croquetas de cocido o los famosos callos a la madrileña –, y manteniendo elaboraciones tan representativas de Lhardy en su nueva etapa como el salpicón de bogavante gallego, el solomillo Wellington o el lenguado Evaristo al champagne, el restaurante incorpora nuevas creaciones que invitan a disfrutar de una experiencia gastronómica exclusiva mientras se realiza un apasionante viaje gastronómico.
Novedades en la carta
Entre las novedades de carta, destacan entrantes como la ensaladilla de lubina de anzuelo o el mejillón de bouchot con salsa marinera de lemon grass; para seguir con platos de corte clásico recuperados del recetario original de Lhardy, como el cóctel de gambas, la sopa de cebolla a la francesa o el pâté en croûte, elaborado al horno con los moldes originales de Lhardy de principios de 1900. Como plato principal, se suma a la propuesta el mero salvaje con tallarines de calamar. Para terminar, el legendario soufflé de Lhardy o su carro de quesos – recientemente incorporado a la propuesta – son una elección perfecta para redondear la experiencia.
En Lhardy se cuida cada detalle de lo que ocurre: desde la búsqueda del mejor producto, a la propuesta gastronómica y el servicio de sala pasando por la bodega. Por eso, en el restaurante tampoco faltan las sugerencias diarias con el mejor producto de temporada, en su momento óptimo de consumo, además de una carta renovada de vinos, con más de 200 referencias de vinos nacionales e internacionales procedentes de regiones como Burdeos y Borgoña, y una amplia propuesta de champagnes, entre otros.
Con la personalidad intacta
Los salones de Lhardy mantienen intacta su personalidad, convirtiendo el restaurante en un museo vivo de la historia madrileña. Además, el menaje antiguo y la cubertería de plata, que han regresado a los salones de Lhardy, convierten a este espacio privilegiado en un referente para los apasionados de la gastronomía.
La tienda de Lhardy sigue situada en la planta baja con acceso desde la calle. En ella, se ofrece al público la oportunidad de disfrutar de elaboraciones clásicas, además de una cuidada selección de hojaldres y bollería que se elaboran artesanalmente de forma diaria en el restaurante. Además, en este singular espacio se pueden adquirir diferentes productos gourmet, como el clásico huevo hilado, las bandejas de boquerones y riñoncitos, los callos madrileños o el consomé en formato ‘take away’, entre otros.
Completa la experiencia la propuesta Ricardo Vélez, conocido como el Chef del Cacao gracias al éxito de Moulin Chocolat, The Pâtissier y Maison Glacée, que suma su talento e inspiración a la carta de dulces de la tienda de Lhardy. Además, cuentan con una carta líquida en la que destacan nuevas incorporaciones como la recién presentada ginebra de Lhardy, su selección de vinos de Jerez o el vino de Lhardy, una edición especial elaborada en colaboración con la bodega Marqués de Murrieta.
180 años de historia
Tras una reforma integral del restaurante y de la tienda, en la que se ha mantenido la misma esencia y conservado su valor histórico, Lhardy sigue atrayendo las miradas del público en la Carrera de San Jerónimo. Asimismo, sus piezas de plata, menaje o cristalería, – auténticas reliquias objeto de deseo para los amantes de la gastronomía –, en algunos casos casi olvidadas, relucen hoy en el restaurante para ensalzar su trayectoria histórica.
Con más de 180 años de historia, Lhardy se ha convertido en un punto de encuentro donde vivir una experiencia en la que los relojes se paran y el fin último es el disfrute con los cinco sentidos. Además, con su carta renovada, Lhardy reafirma las máximas de calidad y excelencia que siempre han distinguido al restaurante.