El sobrecrecimiento de bacterias en zonas donde su presencia no es habitual o en mayor cantidad a la habitual se conoce como SIBO por sus siglas en inglés “small intestine bacterial overgrowth”. Y LIBO es lo mismo, pero en intestino grueso. Habitualmente, los sobrecrecimientos de esta parte del intestino se basan en arqueas metanogénicas.
¿Qué es el SIBO, una nueva enfermedad?
En 2023, UMEBIR cumple su primera década dedicándose al estudio de la microbiota y a su modulación terapéutica. No tratan nada nuevo, pero a medida que más conocen acerca de la microbiota, más saben dónde puede estar cada tipo de bacteria y en qué cantidad. En ese contexto, pueden darle un diagnóstico adecuado ante cualquier cambio que sufran estos parámetros. Por lo tanto, el tratamiento de LIBO y SIBO en esta clínica forma parte de sus más de 10 años de trabajo.
¿Cómo se diagnostica?
El equipo de Clínica UMEBIR sigue el protocolo de la línea americana. De hecho, Estados Unidos es uno de los principales países en desarrollar protocolos terapéuticos y diagnósticos para estas enfermedades. La historia clínica, la entrevista y la evolución de los síntomas del paciente son fundamentales, tanto como los resultados obtenidos a través de los diferentes tratamientos.
En Estados Unidos se recurre a 4 gases para desarrollar las pruebas: sulfuro de hidrógeno, metano, dióxido y CO₂ como parámetro de calidad de la muestra. No obstante, a día de hoy se siguen realizando exámenes únicamente solo de hidrógeno y en menos de 180 minutos, que no son nada concluyentes.
¿Qué tipos existen?
Esta pregunta es bastante difícil de responder. El equipo de UMEBIR puede diagnosticar el metano, el hidrógeno o el sulfuro de hidrógeno, pero siguen existiendo bacterias que no fermentan lactulosa ni lactitol, pero sí fermentan sorbitol, fructosa y lactosa. Estos SIBOS se pueden diagnosticar a través de pruebas de metabolitos orgánicos que indican una disbiosis o sobrecrecimiento, pero con curvas normales de gases o prueba de aliento. En este punto, los metabolitos y la clínica y entrevista son vitales.
Tal y como afirman desde UMEBIR, es importante encontrar el nombre y apellido del trastorno, pero es fundamental una entrevista médica adecuada y los diferentes exámenes necesarios. De lo contrario, es imposible pautar el tratamiento de SIBO y tratamiento de LIBO de forma adecuada y eficiente.
¿Qué síntomas generan?
Acarrean muchos síntomas diferentes, desde gastrointestinales (gases, distensión, hinchazón, diarreas, estreñimiento, dolor abdominal, periodos de evacuación diarreica y estreñida alternante, náuseas, vómitos, reflujo, acidez, digestiones pesadas o difíciles, eructos, hipersensibilidad visceral e intolerancias alimentarias) hasta extraintestinales. Entre estos últimos se encuentran las pérdidas de memoria, neblina mental, tinnitus, visión borrosa, lengua blanca, mal aliento, dolor muscular, dolor articular, caída de cabello o cefaleas, entre muchas otras.
En la Clínica UMEBIR reciben pacientes polisintomáticos, sin haber sido estudiados adecuadamente y con afecciones incluso psicológicas por las restricciones que este trastorno mal tratado puede generar.
¿Por qué los pacientes suelen estar años para resolverlo?
Esta situación es por un enfoque inadecuado tanto diagnóstico como terapéutico. En muchos casos, se prescriben antibióticos, los cuales no solo no curan, sino que generan resistencia. Por otra parte, una vez se llegue al diagnóstico adecuado a través de las pruebas y la entrevista adecuada, se debe implementar un esquema terapéutico adecuado, que nunca se base solo en antibióticos que varíen el resto de alteraciones o trastornos que el paciente puede presentar más allá del SIBO o LIBO.
Se debe buscar la causa del SIBO. En general, corresponde a problemas de movilidad originados en el CMM o complejo motor migrante, el cual actúa como una red eléctrica que genera en el ayuno movimientos de limpieza de bacterias y restos de alimentos dentro del intestino. En el gran porcentaje de pacientes, esto hay que revertirlo con proquinéticos adecuados.
Hay que poner en reposo al sistema digestivo. Como no se puede dejar de comer, hay que mejorar la actividad del sistema digestivo, quitarle el trabajo lo máximo posible, con enzimas digestivas adecuadas y reforzando los ácidos gástricos. Esto último mejora la digestión, alivia el trabajo y, además, restaura la barrera ácida defensiva.
En función del tipo de LIBO o SIBO, se debe elegir el tratamiento dietético adecuado y el tratamiento antibiótico farmacológico con refuerzo herbal adecuado y durante el tiempo adecuado. En el 90% de los casos, los pacientes cuentan con el antibiótico inadecuado, en dosis inadecuadas o combinaciones no sinérgicas.
Estas son las razones por las que hay pacientes incluso con 5, 6 u 8 años con SIBO sin resolver o con recaídas constantes. Los pacientes de UMEBIR, según los expertos del centro, suelen resolverlo como media en 4 ciclos, habiendo pacientes que lo resuelven en 2 y otros en 6, dependiendo básicamente del tiempo que lleven con el trastorno y los malos esquemas terapéuticos que generen resistencia. El tratamiento de SIBO y tratamiento de LIBO es posible realizarlo con seguridad médica y de forma adecuada, lo que asegura mayores tasas de éxito.
¿Por qué se produce?
La mayoría de pacientes padecen trastornos del CMM, el cual puede verse alterado por diversos motivos, como reacción autoinmune, cirugías abdominales, problemas mecánicos en el abdomen, adherencias, problemas neurológicos del sistema nervioso autónomo, incompetencia de la válvula ileocecal o estreñimiento crónico, entre otros motivos de hábitos como una alimentación inadecuada, consumo de probióticos innecesarios o sin respaldo científico de estudios de las cepas utilizadas. El 86% de los pacientes de UMEBIR tienen clínica compatible con disfunción del CMM y, de ellos, un 50% de posibilidades de que su disfunción sea consecuencia de intervención del sistema inmune, aunque el origen suele ser pluricausal.
¿Se puede recaer?
La recaída es muy probable cuando los esquemas de diagnóstico y terapéuticos son inadecuados o incompletos y no se busca la causa ni se trata, y cuando no se continúa con los dos pasos fundamentales para evitarlos. El primero es desarrollar la fase de modulación terapéutica de la microbiota y el otro seguir con un esquema de suplementación preventiva durante unos meses, tras la negativización, como los que utilizan en UMEBIR debido a su amplia experiencia en este trastorno.
Con el respaldo médico adecuado en cada paso del tratamiento de SIBO y de LIBO, no se anulan las posibilidades de recaída, pero se disminuyen en un porcentaje sustancial con respecto a realizar tratamientos mal instaurados, incompletos o recomendados en grupos de Facebook o por nutricionistas que legalmente no pueden prescribir pruebas, interpretarlas, diagnosticar y mucho menos medicar suplementos, los cuales presentan efectos adversos. Tampoco se recomienda acudir a terapeutas o PNI que no cuentan con la formación necesaria y que pueden acarrear consecuencias irreversibles. Por todo ello, el mejor consejo es acudir a un médico colegiado y formado en esta área.