El Martiriólogo Romano está compuesto por más de 10.000 santos y beatos, de modo que no son suficientes todos los días del año para rendir homenaje a cada uno de ellos, de modo que cada día recordamos a varios de ellos, que son los que componen el llamado Santoral del Día, por ello hoy recordamos a dos santos varones que tuvieron una actitud destacada en la defensa de la fe cristiana. Si tomamos nota de los datos que suministra el Instituto Nacional de Estadística, hoy en España hay que felicitar a 486 caballeros que fueron bautizados con el nombre de Abundio y a más de 20.000 que fueron bautizados con el nombre de Benito.
San Abundacio de Córdoba
También llamado San Abundio de Córdoba, fue uno de los llamados mártires de Córdoba, que en el siglo IX fue sometido al tormento y martirizado junto con otros compañeros párrocos por las autoridades musulmanas que gobernaban la Córdoba de aquellos tiempos, quien a pesar de la persecución de la que eran objeto los cristianos, continuó predicando el evangelio y ejerciendo como párroco de la aldea llamada de los Ananelos, que es lo que hoy se conoce como Hornachuelos, y que al ser detenido junto con otros párrocos y predicantes, San Abundacio de Córdoba se confirmó en su fe y confesó ser cristiano cuando estaba siendo procesado por un Juez musulmán, negándose a cometer apostasía, esto es, renegar de su fe en Cristo, con lo que no hizo más que hacer que San Abundacio de Córdoba fuera condenado a muerte, siendo ejecutado junto con los demás mártires de Córdoba, por lo que fue considerado años después como un ejemplo de valores cristianos, junto con los demás párrocos asesinados ese día, siendo declarado santo. Sus restos, así como los de sus compañeros, que pudieron ser recuperados, responsan en un gran relicario en la Catedral de Córdoba.
San Benito de Nursia
Ahora nos estamos refiriendo al santo patrón de toda Europa, quien fue un religioso cristiano que vivió en el siglo V, y a quien según los datos históricos, se debe el inicio de la llamada vida monástica en la Europa Occidental, que en aquel momento era el Imperio Romano de Occidente. Fue San Benito de Nursia quien fundó la Orden de los Hermanos Benedictinos y estableció la regla de San Benito, por la cual se lograron fundar una cantidad de monasterios en toda Europa, que se mantenían a sí mismos como estructuras organizadas y autosuficientes.
La orden de los Padres Benedictinos se encuentra hoy extendida por todo el mundo, y la Regla de San Benito es una de las más reconocidas entre las normas que rigen la vida monástica y establece rituales bastante importantes de la Iglesia. En el 530 fundó el Monasterio de Montecassino, que fue construido sobre los restos de un templo pagano y con oratorios en honor a San Juan Bautista, a quien siempre consideró como un modelo de la práctica ascética y a San Martín de Tours, iniciador en Galia, lo que es hoy Francia, de la vida monástica. Continuó aceptando más discípulos, gracias a los cuales pudo crear trece monasterios cerca de Subiaco y en cada uno de ellos había doce monjes con su propio abad y sobre todos ellos estaba él como guía espiritual.
En su nuevo monasterio de Montecassino, San Benito de Nursia escribió su regla tomando como base reglas anteriores como las de San Juan Casiano y la de San Basilio, aunque también escogió entre los escritos de San Pablo, San Cesario y la Regula Magistri de autor desconocido, adaptándolas para crear la Regla Benedictina, e introdujo el canto coral en la celebración de la santa misa. El lema de San Benito de Nursia fue ‘Ora et Labora’, es decir ora y trabaja.
Pero el santoral del 11 de julio no se completa con San Abundacio de Córdoba y San Benito de Nursia, sino que hoy también se recuerda a San Cindeo de Panfilia, San Cipriano de Brescia, San Drostán de Deer, San Hidulfo de Tréveris, San Leoncio de Burdeos, Santa Marciana de Mauritania, San Marciano de Iconio, Santa Olga de Kiev, San Pío I papa, San Plácido de Disentis, San Quetilo de Viborg, San Sabino de Brescia, San Sidronio de Sens y San Sigisberto de Disentis.