El 25 de junio de hace 75 años se publicó por primera vez el diario de Ana Frank. Una joven nacida en Alemania, pero neerlandesa de adopción, y conocida mundialmente por su diario y por ser víctima del Holocausto. A pesar de haberlo escrito únicamente cuando tenía entre 13 y 15 años, su relato personal acerca del Holocausto y los acontecimientos de la guerra sigue siendo una de las historias más conmovedoras y leídas hasta la fecha. El diario incluye extractos de su diario que describen las vivencias tanto de ella como de sus amigos y familiares mientras se escondían durante más de dos años. Una publicación que mundialmente debe perdurar además de por su valor editorial como crónica de uno de los momentos más terribles que la humanidad ha pasado y del cual solo hemos aprendido en parte.
Ana Frank nació el 12 de junio de 1929, en Fráncfort (Alemania), pero su familia se mudó poco después a Ámsterdam. Tomaron la decisión de mudarse para escapar de la cada vez mayor discriminación y violencia que el creciente partido nazi ejercía sobre los millones de personas que formaban las minorías. La II Guerra Mundial empezó cuando Ana tenía 10 años. Poco después, los alemanes invadieron los Países Bajos y llevaron la guerra a un paso de su casa. El régimen nazi tenía como objetivo específico a los judíos, quienes eran encarcelados, ejecutados o forzados a trasladarse a inhumanos campos de concentración. Al no poder disfrutar de una vida libre y segura, millones de judíos se vieron forzados a dejar sus hogares o a esconderse. Eso fue precisamente lo que hizo la familia de Ana, que, para librarse de la persecución, se escondió en un anexo del edificio en el que se encontraba la oficina del padre en la primavera de 1942.
La familia Frank, como millones de personas más, se vio obligada a reaccionar rápidamente y dejar prácticamente todo atrás para buscar protección. Entre las pocas posesiones de Ana se encontraba un modesto regalo que recibió unas semanas atrás, cuando cumplió trece años: un cuaderno con tapa dura a cuadros. Este detalle se convirtió en la forma escrita de una historia que cambiaría el mundo para siempre.
Durante los 25 meses que estuvo escondida, llenó las páginas con un relato sincero de la vida de una adolescente en un anexo secreto: desde los pequeños detalles hasta sus sueños y miedos más íntimos “.Cuando escribo, puedo deshacerme de todos mis problemas” . Con la esperanza de que se publicase su diario después de la guerra, Ana combinó todo lo que había escrito en una historia congruente a la que llamó “Het Achterhuis” (“La casa de atrás”).
El 4 de agosto de 1944, el servicio secreto nazi encontró, detuvo y envió a un centro de detención a la familia Frank, donde se vieron obligados a realizar trabajos forzados. Después, fueron deportados al campo de concentración de Auschwitz en Polonia, donde vivieron en muy poco espacio y en condiciones antihigiénicas. Unos meses después, Ana y Margot Frank fueron llevadas al campo de concentración de Bergen-Belsen en Alemania. Además de los brutales asesinatos intencionados a los prisioneros por parte de las fuerzas nazis, las enfermedades mortales se expandían rápidamente. Con el tiempo, Ana y Margot sucumbieron a las condiciones inhumanas en las que se vieron obligadas a vivir. Ana Frank tenía solamente 15 años.
A pesar de que Ana Frank no sobrevivió a los horrores del Holocausto, su relato de esos años, conocido como “El diario de Ana Frank”, se ha convertido en una de las lecturas no ficticias más leídas de la historia. Estas memorias de Ana Frank se han convertido en una obra esencial en las librerías del mundo entero. Traducidas a más de 80 idiomas, son una herramienta para educar a las nuevas generaciones acerca del Holocausto y los peligros que suponen la discriminación y la opresión. Ana Frank decía que:” Mientras puedas mirar al cielo sin temor, sabrás que eres puro por dentro, y que, pase lo que pase, volverás a ser feliz.”
Cuando Otto Frank publicó el diario de su hija Ana el 25 de junio de 1947, lo hizo con una primera tirada de sólo 3.036 ejemplares. «Achterhuis» (en alemán: «Das Hinterhaus», ‘la casa trasera’) se publicó inicialmente solo en neerlandés en 1946. La versión alemana le siguió en 1950, con una tirada inicial, también modesta,de 4.600 ejemplares. Hubo una versión incluso de bolsillo en alemán. Pero el libro aún no era un bestseller, por ejemplo, en Francia o en Estados Unidos, donde se publicó en 1952, las cifras de ventas eran muy modestas. Pero todo cambia cuando la historia conquista el escenario como obra de teatro en Nueva York en 1955. También en Alemania, más de dos millones de espectadores acuden a ver la obra. Obtiene varios premios, entre ellos el Pulitzer de teatro, el Premio Tony y el del Círculo de Críticos de Teatro de Nueva York a la mejor obra. Después vino una película de Hollywood ganadora de tres premios Óscar en 1959. “El que es feliz hace feliz a los demás, el que tiene valor y fe, nunca estará sumido en la desgracia.”
Ana Frank escribe sobre cosas de plena actualidad y que son relevantes para los jóvenes en esa etapa de sus vidas: la familia, estar enamorado, las discusiones con la madre. Pero también: ¿Quién determina quién soy? ¿Qué quiero ser de grande, cómo debería ser el mundo en el futuro?».
Es muy importante que los jóvenes tengan una idea del Holocausto y el nacionalsocialismo. Las vidas de los familiares y amigos de Ana Frank también desempeñan un papel importante: Otto Frank vivió la quema de libros en Fráncfort, los tíos de Ana fueron detenidos durante la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, donde el régimen nazi coordinó una oleada de violencia antisemita en la Alemania nazi la famosa noche de los Cristales Rotos,y su mejor amiga, Hannah Pick-Goslar, sobrevivió al campo de concentración de Bergen-Belsen y aún hoy sigue dando testimonio del Holocausto.
Un estudio reciente muestra que los jóvenes alemanes de hoy están más preocupados por la época nazi y el Holocausto que la generación de sus padres. Los jóvenes están muy interesados en el Holocausto y la historia de los nazis. El número de visitantes de la exposición del Centro de Ana Frank demuestra que cada año tiene más visitantes.
El acercamiento con el pasado se ha diversificado en el siglo XXI: actualmente, jóvenes de Turquía y Alemania trabajan en proyectos sobre los judíos turcos en Berlín en la época del nacionalsocialismo, y también aprenden sobre aquellos que ayudaron a los judíos en ese tiempo.
Estamos ante un punto de partida que se centra en el diario de una niña judía que, después de la guerra, quiso convertirse en novela. Ana Frank soñaba con ser escritora y periodista.
Yo visite esa casa en Ámsterdam hace algunos años y era imposible no sentir algo especial entre tristeza, angustia y cierta pena. Ana también decía: “Creo firmemente que la naturaleza puede brindar consuelo a todos los que sufren”. Y añadió “He llegado al punto en el que casi no me importa si vivo o muero. El mundo seguirá girando sin mí, no puedo hacer nada para cambiar los acontecimientos de todos modos.”
Ojalá Ana no hubieras sufrido tanto como lo hiciste, pero al menos conseguiste que aunque el mundo siga girando sin ti, aquella crueldad y tortura sean repudiadas cada vez más.Tu sufrimiento no fue en vano, y tu legado, aquellas cartas que no sabias quien podría leer algún día, consiguieron perdurar con el paso de la historia después de tu triste desaparición. Son un manuscrito de esperanza, sobre todo para aquellos a los que ya casi no les queda.