Muchos piensan que freír un huevo frito es lo más fácil del mundo… antes de cocinar el primero. Una vez que se ponen frente a la sartén se dan cuenta que un huevo lo puede freír cualquiera, pero que un buen huevo frito se nota cuándo se hace con conocimiento de causa. Así, muchas veces caemos en errores de novatos que estropean cualquier intento que hagamos de prepararnos este plato.
Pero esto no es lo peor acerca del desconocimiento sobre el huevo frito y cómo consumirlo. Muchas veces, al ir a prepararlo, olvidamos una serie de condicionantes que pueden acabar provocando un deterioro en nuestro estado físico. Sufrir una intoxicación alimentaria es más habitual de lo que crees, y suelen producirse tras la ingesta de alimentos como el huevo o la carne picada. Solo en Estados Unidos, los huevos contaminados con salmonella podrían ser causantes de hasta 79.000 casos al año y de unas treinta muertes, de ahí las especiales precauciones que hay que tomar con estos alimentos.
1TRUCO PARA SABER SI ME PUEDO HACER EL HUEVO FRITO
Muchas veces, cuando adquirimos los huevos desde una granja, no sabemos muy bien cómo calibrar la salubridad de este alimento. Pero hay algunos trucos caseros que te pueden ayudar fácilmente a comprobarlo.
El primero de ellos es sumergir el huevo en agua, pues si flota significa que la cutícula del mismo se ha estropeado y que ha entrado aire en el mismo. Esto hará que aumenten las posibilidades de que el huevo se estropee. Si es un huevo fresco se irá al fondo.