El COVID 19: ¿Juran que lo que digan será la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?

El primer contagio conocido de Covid-19, la enfermedad causada por el coronavirus SARS-CoV-2, tuvo lugar el 17 de noviembre de 2019 en Wuhan. El 31 de diciembre de 2019, la Comisión Municipal de Salud y Sanidad de Wuhan (provincia de Hubei, China) informó sobre un agrupamiento de 27 casos. Un virus que ya ha infectado globalmente a más de 544 millones de personas y que ha causado la muerte de más de 6 millones.

Pero después de un tiempo el origen del virus sigue siendo un enigma.

Los expertos cuando llegaron a Wuhan en busca del origen del virus no debieron contentarse con las muestras y evidencias aportadas por las autoridades chinas. El director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, instó a China a compartir datos más concretos.

De acuerdo con el informe de la OMS lo más probable es que el virus haya pasado de murciélagos a humanos a través de alguna especie de animal intermediario.

Sin embargo, aún con misiones adicionales y mayor transparencia de datos por parte de China, resolver el misterio del origen del SARS-CoV-2 no será fácil.

Los expertos dicen que encontrar el origen de un virus cuando se trata de resolver dónde se inició una enfermedad es notoriamente difícil.

No se sabe con precisión los orígenes del VIH, ni tampoco del ébola, y llevará mucho tiempo hallar los orígenes precisos de la covid-19.

Cuando hablamos del origen de un virus, tenemos dos posibilidades, la primera donde el origen es el reservorio animal en el que se encuentra el virus en estado silvestre no asociado con humanos. Y otro es el origen de una epidemia o pandemia en la cual tenemos que encontrar el origen de la transmisión del virus en humanos. El reservorio natural o nido se refiere al hospedador de largo plazo de un patógeno que causa una enfermedad infecciosa zoonótica. Son palabras muy científicas, pero sirven para entender todo mejor.

En algunos casos puede conocerse el origen animal o natural, por ejemplo, en ciertas especies de murciélagos, pero tal vez jamás se llegue a determinar el origen de la epidemia, es decir, qué especies actuaron como intermediarias entre el reservorio natural y los seres humanos.

El SARS-CoV-2, en cambio, se puede transmitir desde personas que no manifiestan síntomas, puede transmitirse de forma silenciosa, oculta para los sistemas sanitarios durante un tiempo que no sabemos cuánto es, posiblemente semanas, o uno o dos meses.

El jefe de la misión internacional de la OMS que viajó a China, Peter Ben Embarek, señaló que es «perfectamente posible» que ya hubiera casos circulando en Wuhan en octubre o noviembre de 2019.

China informó sobre la enfermedad a la OMS el 3 de enero de 2020, un mes después de la primera detección reportada.

El primer caso reportado fiable es de principios de diciembre, y no hay una alerta epidemiológica que llame mínimamente la atención hasta finales de diciembre.

¿Qué hubo un mes antes que haya podido provocar la infección original? No tenemos ni idea, porque no sabemos ni siquiera si eso se produjo en Wuhan o en otra localidad.

Lo que sí sabemos, es que el origen del virus no es en el mercado de Wuhan. Ese puede ser el punto de inicio epidémico, pero el virus ya estaba circulando antes pero el salto a los humanos pudo haberse producido en otro lugar.

¿Pero entonces qué sabemos sobre el origen del SARS-CoV-2?

Está claro que se tiene identificado el origen evolutivo (el que es el natural) en varias especies de murciélagos. Se está trabajando muy intensamente en ello y hay artículos muy recientes que informan de la detección de coronavirus muy próximos al SARS-CoV-2 en especies de murciélagos en el sudeste asiático, tanto en China como en otros países.

Lo que no ha encontrado nadie todavía es el intermediario, que es lo que iba a buscar como hipótesis de trabajo el equipo de la OMS.

Covid19

Estamos ante dos hipótesis con un cierto fundamento científico. Una es que existe una o varias especies de otros animales que han propagado el virus y otra posibilidad es que el virus se haya escapado de un laboratorio de experimentación, de lo cual no se ha encontrado ninguna evidencia. ¿Pero dónde están las pruebas que la sostienen? No hay ninguna prueba.

En cuanto a la hipótesis de que el virus saltó a humanos a través de especies intermediarias, hallarlas no será fácil. Las autoridades chinas eliminaron rápidamente todo resto biológico del mercado, que fue cerrado y desmantelado.

González Candelas investigador español que realiza muchas de estas reflexiones establecía que «lo más plausible en el caso del SARS-CoV-2 es que haya habido una serie de especies intermediarias, pero no toda la especie, sino individuos intermediarios».

Basta entonces, con que unos cuantos animales en una granja o granjas, o en un mercado, funcionen como intermediarios.

No sabemos cómo es la cadena de transmisión, y sin conocerla podemos estar mirando a uno de los representantes de esa especie intermediaria pero que no ha estado implicado en la transmisión. Si está libre de virus tendremos que decir ‘no hay virus’ o en cualquier otra especie, pero es que nosotros estamos mirando lo que sabemos hoy.

No podemos estar buscando lo que hubo hace tres años, diez años, o cuarenta años, que es la distancia que se supone separa a los virus en murciélagos de los virus que ya han aparecido en humanos.

Lo más probable es que no consigamos encontrar el origen del virus y sería muy sorprendente que sucediera porque tenemos muchas incógnitas que será muy difícil que se puedan resolver.

Después de lo que conocemos ¿alguien con su sano juicio puede creer que en seis semanas solo aparecieran 27 casos? ¿Y por qué tres semanas después de este informe iniciaron la construcción de una decena de hospitales de urgencia? Li Wenliang, el oftalmólogo chino que advirtió del COVID-19 fue obligado por la policía de Wuhan el 3 de enero de 2020, por «hacer comentarios falsos en Internet», a firmar un documento en el que admitía haber «alterado el orden social gravemente» ordenándole detener «la extensión de los rumores». El virus no fue creado en el laboratorio de Wuhan según los expertos y la visita de los funcionarios de la OMS un año más tarde y con limitaciones así lo confirma. Así que ya veremos, pero esa desconfianza es lo primero que tenemos que aprender lamentablemente.

Después continúan los errores y uno de los más graves fue cuando el 8 de marzo sin responder las severas advertencias italianas y de las instituciones europeas, rechazamos las mascarillas porque no las había ante el peligro de desabastecer a los hospitales, fracasó inicialmente con estrépito la adquisición de material sanitario, la gente viajaba apretada en los metros sin protección, aeropuertos sin controles…. etc.  Y esta situación no fue sólo en España. Es cierto que no sabíamos la magnitud del problema, porque nunca había pasado, que personas sin síntomas pudieran contagiar un virus respiratorio (más de un 60% de los contagios) por lo que el rastreo era realmente muy difícil. En estos 16 meses transcurridos hasta ahora hemos ido aprendiendo los métodos de protección: mascarillas, evitar grupos, ventilación cruzada de espacios cerrados, mejor en el exterior que el interior, limpieza de manos… Eso era lo único que teníamos junto al excesivo confinamiento que tan inmenso quebranto económico nos deja (no es la única razón de nuestra devastación económica y social, bien lo sabemos). 

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Otro error grave fue el control falso o inadecuado de las PCR de viajeros internacionales que precisa una regulación mucho más exigente. La ausencia de implantación masiva de test de antígenos que puedan hacerse en escuelas, fábricas, universidades, deportes…  que detectan el 70% de los sintomáticos y el 60% de los asintomáticos y que, aunque no son tan perfectos como los PCR, pueden ayudar muchísimo en aflorar la base del iceberg de pacientes asintomáticos. También por qué las empresas europeas no pueden comprar y vacunar a sus trabajadores con vacunas aprobadas por la EMA, siguiendo las indicaciones del Ministerio de Sanidad del país, sin afectar los acuerdos de la Unión Europea en la adquisición de vacunas y con los controles éticos necesarios. Recordemos que cuando decayó el control del Estado fue cuando por fin se pudo normalizar la compra de material de protección y respiradores. El precio medio de una vacuna es cercano a 10 euros, lo que es insignificante en comparación con la seguridad y los costos de bajas laborales.

Por último los tratamientos, hemos aprendido del ciclo de la enfermedad, estratificación de riesgos, cuándo detectar su agravación, medidas de soporte respiratorio, anticoagulación y poco más. Los corticoides, ya conocidos hace 70 años han demostrado una gran eficacia en casos moderados severos. Y quizás los anticuerpos monoclonales, fármacos muy caros, de aplicación en fases iniciales de la enfermedad por vía intravenosa y aún pendientes de confirmar. Por lo demás una lista de fármacos de influencia discutida y con resultados no aprobados universalmente.

Pero somos muy afortunados porque la tecnología científica extranjera ha permitido obtener vacunas seguras, en sólo nueve meses desde la aparición de la pandemia y todas ellas 100% eficaces contra el Sars Cov 2 moderado severo. Una complicación muy excepcional, la trombosis de venas cerebrales que tanto ha dado que hablar, tiene este riesgo anual comparativo: población general (5 por millón), Covid-19 (100 por millón de infectados), embarazo (110 por millón de partos), anticonceptivos (entre 30 y 400 por millón de consumidores) y vacuna de Jansen y Astrazeneca (0,9-3 por millón de vacunados). Estas muy excepcionales complicaciones, no deben ser causa de interrupción ante la amenaza de crecimiento de la infección con consecuencias infinitamente peores, aunque quizás se regule su indicación a personas con un perfil concreto de riesgo. Gracias a la vacunación, ya se ve la reducción espectacular de la infección en otros países y en nuestros sanitarios y ancianos de residencias. 

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Todo en menos de un año, con una planificación e inversión económica en investigación que, de hecho, empezó a desarrollarse en la década de los noventa, pero dio un salto en los últimos 15 años gracias a descubrimientos que lo hicieron, poco a poco, más seguro y eficiente. Sin ello y el apoyo de cientos de empresas y científicos no hubiéramos conseguido poder fabricar vacunas efectivas en tan solo nueve meses. 

En España el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) está investigando tres vacunas contra el Covid-19. El equipo de Luis Enjuanes investiga una vacuna RNA de administración intranasal que genera una inmunidad esterilizante es decir que los vacunados ni se infectan ni transmiten el virus y de aparición en 2022.Mariano Esteban del Centro Nacional de Biotecnología investiga un tipo vacuna de virus atenuado con una respuesta inmunitaria más amplia y duradera que las ARNm y que inicia estudios clínicos en los próximos días y podrá estar aprobada a finales de 2021. Y por último Vicente Larraga del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas utiliza molécula de ADN sintética. Todos estos investigadores están jubilados. Y no sólo eso, sino que sólo tres personas tienen plaza fija de las 28 que trabajan con ellos y según sus declaraciones el sistema invita a marcharse por la falta de cultura científica de los gobernantes y de la sociedad. 

Vivimos un ejemplo de avance en el conocimiento científico, sobre todo, en aquellos países que apuestan de forma sólida y constante por la investigación con inversiones económicas y controles de calidad de esta. Y pronto, gracias a ellos, volveremos a nuestra vida normal. Espero que todos hayamos aprendido algo y nuestros dirigentes en especial. El saber requiere sacrificio y dedicación y tiene que volver a ser reconocido en nuestra sociedad. Y que la ciencia de calidad, precisa inversión económica que finalmente será muy rentable como el valor del esfuerzo, el conocimiento   y la verdad.  No parece que vayan las cosas por ahí, así que ese es nuestro reto. 

Sería muy importante también tener toda la colaboración de china, pero el Gobierno de Xi Jinping no va a realizar nada al respecto. Tampoco tenemos garantía de que esta cuestión se resuelva pronto. Firmemente pienso que la humanidad está muy desprotegida. Se están tomando todo tipo de medidas, pero lo que está claro, es que ha faltado transparencia y verdad, y sin embargo nos han sobrado muchas víctimas.