Cuando se trata de beber alcohol y coger el coche, la recomendación es clara: evitar en la medida de lo posible ponerse delante del volante. No solo porque estando ebrio aumentan las posibilidades de sufrir un accidente, y poner así en peligro a propios y ajenos, sino también por el riesgo de cargar con una multa.
Continúa leyendo para descubrir cuándo se da positivo en un control de alcoholemia y cuáles pueden ser las consecuencias para el bolsillo.
9Otros factores
La DGT reconoce que existen muchas cosas que pueden afectar a una persona delante del volante, más allá de la cantidad de alcohol que haya tomado (lo cual no quita, claro, que esto sea lo más importante). Sin ir más lejos, el cansancio, el sueño o la fatiga de un conductor puede ser un factor peligroso, al margen de que haya bebido más o menos.
Lo mismo sucede con el tipo de alcohol que se toma, puesto que no afecta igual por ejemplo la cerveza que el vino, por no hablar de alternativas más fuertes.