Cuando se trata de beber alcohol y coger el coche, la recomendación es clara: evitar en la medida de lo posible ponerse delante del volante. No solo porque estando ebrio aumentan las posibilidades de sufrir un accidente, y poner así en peligro a propios y ajenos, sino también por el riesgo de cargar con una multa.
Continúa leyendo para descubrir cuándo se da positivo en un control de alcoholemia y cuáles pueden ser las consecuencias para el bolsillo.
4No es una ciencia exacta
Como hemos comentado anteriormente, la DGT avisa de que el hecho de dar positivo en un control de alcoholemia no es una ciencia exacta. Es decir, una persona puede dar positivo habiendo bebido lo mismo que otra que, al revés, quizá no diese positivo. Por ejemplo, el peso de cada individuo es uno de los factores que más influye.
Cuantos más kilos tenga la persona, mayor tolerancia tendrá a la hora de consumir alcohol. Tal vez un hombre de menos de setenta kilos podría sobrepasar el límite con poco más que una jarra, mientras que para alguien de más de ochenta kilos, sería con el doble. Aún así, tampoco se trata de una regla que se cumpla siempre, por lo que lo más aconsejable siempre es no jugársela y no beber nada si se va a llevar un vehículo.