Para nadie es un secreto que cuando el calor aprieta, nos vemos tentados a sumergirnos en una piscina, y salvo que se trata de una piscina propia, y que nos hayamos asegurado de la manera correcta de que nos existen hogos en ella, corremos el riesgo de contagiarnos de estos, ya que las molestias que provocan son molestas y bastante desagradables, no sólo a nivel del organismo, sino que son observables a la vista.
Incluso si se trata de nuestra propia piscina y, aunque hayamos sido cuidadosos, resulta que hay factores medioambientales que pueden provocar que los hongos se esparzan y proliferen en nuestras piscinas, por ello, tenemos que tomar todas las previsiones posibles para impedir que nos contagiemos con estos microorganismos y las, a veces, desesperantes e insoportables que provocan.
7¿Qué pasa si me expongo demasiado al cloro del agua de la piscina?
Ciertamente el cloro es un químico muy fuerte y agresiva, de modo que sus efectos por exposición prolongada de la piel, pueden producir dolencias como dermatitis por contacto, enrojecimiento den los ojos, inconvenientes con la respiración, resequedad de piel, en particular si eres un bañista empedernido o si trabajas como aseador de piscinas o como socorrista.
Otro aspecto a considerar es que el pH del agua puede afectar el nivel de efectividad del cloro, porque si no es el normal, sino que se encuentra muy bajo o muy alto, el poder de desinfección va a disminuir considerablemente.