- La Cabra ha querido recuperar una selección de los cócteles más icónicos.
- La historia de estos tragos forma parte de la gastronomía y la coctelería mundial.
Enfocados en la gastronomía de altura y en crear experiencias inolvidables para los sentidos, el restaurante La Cabra ha querido aprovechar la oportunidad que le brinda su preciosa y espaciosa barra para volver a uno de los clásicos madrileños por excelencia, las tapas, con la diferencia de que esta vez se sirven maridadas con las recetas más icónicas de la coctelería mundial.
El maridaje, tanto en coctelería como en oferta vitivinícola, juega un papel fundamental dentro de la carta de La Cabra. Su barra ha sido pensada para que su cuidada cocina, de picoteo y para compartir, pueda maridarse con algunos de los cócteles que han hecho historia alrededor del mundo, así como para que sirvan de sobremesa tras una buena comida. La calidad de su materia prima, sumada al buen saber hacer de sus bartenders ha dado lugar a una carta de cócteles centenarios especialmente trabajada, donde el sabor y la estética juegan papeles fundamentales. Se trata de una carta que combina en un solo trago la tradición y la modernidad, sin renunciar a los códigos y tendencias actuales.
Una carta de coctelería histórica
Con una combinación de tequila, lima, cointreau y azúcar, el Margarita se ha convertido en uno de los cócteles más populares y atemporales del mundo. Si bien la receta puede ser sencilla, los orígenes del Margarita son un poco más complejos, pues su creación se atribuye a algunos fabricantes de tequila en la década de los 40 del siglo pasado. Según Naren Young, bartender de Dante en Nueva York (Mejor Bar del Mundo por The World’s 50 Best Bars en 2019), el Margarita es la evolución del Sidecar. Un cóctel elaborado por brandy, cointreau y zumo de limón en el que el destilado y el jugo se sustituyen por otros mixers que combinan a la perfección.
Por otro lado, a pesar de su reciente popularidad en bares, el negroni es uno de los cócteles más clásicos que existen, o lo que es lo mismo, un old fashion. Se creó entre 1919 y 1921, y se cree que su nombre se debe al conde Camillo Negroni, quien lo solía beber en el Bar Casoni de Florencia, Italia. Su combinación a base de ginebra, vermut rojo y campari lo convierten en una bebida potente no apta para todos los paladares.
Del Moscow Mule al Bloody Mary
Como otras muchas recetas, tanto de cocina como de coctelería, el Moscow Mule -elaborado a base de vodka, lima y ginger beer- es fruto de una casualidad o, más bien, de la búsqueda de tres personas para dar salida a ciertos productos. Las raíces de esa bebida se encuentran en América del Norte y conforman la historia de tres personas que se pusieron de acuerdo para crear un cóctel que tuviera como base cerveza de jengibre, creada por el propietario del bar Cock’n Bull y al que le era imposible dar salida; vodka, un destilado en manos de John Martin, propietario de la marca Smirnoff; y que se bebiera en jarras de cobre, unos recipientes que Sophie Berezinsky necesitaba vender con urgencia. Esta combinación de factores y casualidades dio lugar a una bebida especialmente famosa en Estados Unidos que, todavía a día de hoy, se sigue consumiendo con la misma base y en esas mismas jarras bien fresquitas.
La cuna del Bloody Mary tiene su origen en Inglaterra. La historia de su nombre hace referencia a su potente color, y al apodo de la reina María I de Inglaterra, María Tudor, María Sangrienta. Este nombre se lo pusieron cuando en el siglo XVI quiso imponer en Inglaterra la ideología católica, llevándole a fusilar a numerosos protestantes en las llamadas Persecuciones Marianas. Pero, ¿quién inventó el cóctel? Esta combinación de vodka, zumo de tomate y lima es obra de Fernand Petiot, un coctelero que, en 1920, cuando trabajaba en el Harry’s New York Bar de París y mezcló vodka con zumo de tomate. Según cuentan, más adelante viajó a Nueva York y modificó la receta añadiéndole sal, limón, salsa Perrins y tabasco.
Mojito y Aperol Spritz
El origen del Mojito -elaborado a base de ron blanco, lima, sprite y azúcar moreno- tuvo lugar en el siglo XVI en manos del pirata inglés Sir Francis Drake. Según cuentan, durante su Gran Expedición al Nuevo Mundo, en una búsqueda desesperada por encontrar una cura a una epidemia que brotó a bordo del barco, un grupo desembarcó en Cuba y regresó con una mezcla local de aguardiente de caña (tafia, precursora del ron), mezclado con lima, zumo de caña de azúcar y menta. Sorprendentemente, y por diferentes motivos, esta mezcla evitó la enfermedad y fue nombrada como «El Draque» en honor a él. El cambio de nombre se dio en el siglo XVIII cuando en Cuba el cóctel se conocía como “Drakecito” y derivo en Mojito.
Considerado el combinado más famoso de Italia, el Aperol Spritz, esta bebida a base de Aperol y cava, tiene ya más de 100 años. Su origen se remonta a 1919, cuando los hermanos Babieri decidieron crear un trago novedoso con ingredientes locales como la naranja amarga, el ruibarbo o la gentiana. Como curiosidad hay que mencionar que se sirve en una copa de vino y que su apellido, Spritz, que viene del alemán spritzen, significa añadir un chorrito de agua al vino. Esta es la historia de los cócteles centenarios que se pueden probar en el restaurante La Cabra, tanto en su barra como en su sala, además de poder conocer otros como el Whisky Sour, el Pisco Sour, el Daiquiri de frambuesa o el Pisco Sour, uno de los tragos más tradicionales de Perú.