Es de todos sabido que la gran festividad de San Juan Bautista es el 24 de junio, pero el 20 de junio nos da otra oportunidad para felicitar a todos los Juanes que conocemos, que de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística se acercan al millón de hombres, sobre todo si tomamos en cuenta a aquellos que llevan un nombre compuesto en el que aparece Juan, como Juan José, José Juan, Juan Carlos, Juan Antonio, y eso que no estamos contando a las Juanas, porque es el onomástico de San Juan de Matera, quien fue el fundador de la Orden de Pulsano.
San Juan de Matera
Entre sus obras más resaltantes se encuentra el haber sido el fundador de la Congregación Benedictina de Pulsano, en la ciudad de Tarento, Italia. Nació como miembro de una familia noble y rica, pero, a pesar dela forma en que fue criado, escogió convertirse en un anacoreta, al poder observar la vida que llevaban muchos eremitas que vivían en las montañas al sur de Italia, entendiendo por qué decidieron permanecer en soledad en la isla de San Pietro, pasando por Calabria hasta llegar a Sicilia.
Encontrándose en la población de Ginosa, quiso ponerse a restaurar la iglesia y fue acusado falsamente, y hasta encarcelado por ello, aunque después fue puesto en libertad, por haberse apropiado de un tesoro, pero los problemas no terminaron allí, porque al salir libre, entonces se le acusó de ser un hereje, acusación de la cual fue salvado por un príncipe normando. Siguió sus andanzas y corrió muchas aventuras, que le hicieron comprender que lo que en realidad quería era una vida tranquila y contemplativa, por lo que regresó hasta el Monasterio de San Gregorio en la población de Pulsano, luego de que había sido reconstruido y es allí donde fue capaz de fundar la Congregación Benedictina.
San Juan de Matera falleció un 20 de junio del año 1139, en la población de Foggia, en Apulia, lugar al que se trasladó para poder difundir la creación de su congregación. Su cuerpo fue enterrado en el Monasterio de Pulsano, aunque en el año 1830, sus restos fueron trasladados a una iglesia en la ciudad de Matera, de la cual tomó su nombre y luego fueron trasladados hasta su lugar final de descanso, que es la Catedral de Matera.
Beato Thomas Whitebread
La iglesia no sólo recuerda a los santos, sino también a otros cristianos beatificados por sus obras y por la devoción cristiana mostrada, celebrándose en este día 20 de junio a Thomas Whitebread, quien fue beatificado por Pío XI, porque junto a cuatro de sus compañeros, que eran miembros de la Orden de la Compañía de Jesús de Inglaterra, fueron acusados supuestamente por tomar parte en un plan papista para que el rey ingles Carlos II fuera asesinado. Lo que ocurrió es que en el año 1678, un eclesiástico anglicano conocido por ser muy corrupto, de nombre Titus Oates, afirmó que descubrió un plan papista para asesinar a Carlos II y sustituirlo por Jacobo II, quien era su hermano, pero de religión católica.
En el propio juicio en el que se le condenó, pudo demostrarse que muchas de las pruebas en su contra eran falsas, pero, a pesar de ello, Thomas Whitebread junto con tres compañeros jesuitas y un monje de confesión benedictina fueron condenados a muerte por el imaginario complot y colgados para ser luego decapitados un 20 de junio. Los restos de todos estos mártires descansan en el cementerio de St. Giles in te Fields, al lado de la Iglesia que se conoce con el nombre de la Iglesia de los Poetas.
Pero el santoral del 20 de junio se completa con los nombres de otros santos y beatos, entre los que se encuentran San Gobano de Irlanda, San Metodio de Olimpo, San Novato, San Silverio (papa), Beato Dermicio O’Hurley, Beato Francisco Pacheco y ocho compañeros: Baltasar de Torres y Juan Bautista Zola, presbíteros; Pedro Rinsei, Vicente Kaun, Juan Kisaku, Pablo Kinsuke, Miguel Tozo y Gaspar Sadamatsu, religiosos; Beata Margarita Ball y Beata Margarita Ebner.