Hace unos meses, Mireya Boya denunció una presunta situación de acoso que había sufrido por parte de otro miembro de la formación independentista. La dirigente ha tomado la decisión de irse de la CUP porque ha sentido que no la han apoyado y porque sigue coincidiendo con la persona que le acosó.
La exdiputada de la CUP en el Parlament ha explicado este jueves que ha abandonado el partido tras una falta de autocrítica y de «acompañamiento pensando en la reparación colectiva» que ve en la formación ante el presunto acoso que sufrió por parte de un dirigente del partido en su etapa en la Cámara catalana.
Boya pidió informar a la militancia con una circular sobre la gestión del caso y esperaba de la CUP una autocrítica y acompañamiento que cree que no se han producido, motivos por los que este miércoles anunció que abandona la formación, ha detallado en una entrevista de Cataluña Ràdio.
Ha asegurado que el caso, que se cerró en enero a través de la comisión de agresiones machistas de la CUP, se ha cerrado bien: «Puedo tener suficiente o no tener suficiente, pero se ha cerrado y he seguido el protocolo y el protocolo ha funcionado. Pero las agresiones son colectivas, se me revictimizó mucho y consideraba que la organización tenía que hacer esta autocrítica».
«GESTO PÚBLICO»
Ha recordado que los hechos parten de 2016: «He aguantado mucho intentando que la CUP como organización hiciera este gesto público con esta función social. Cuando he visto que ya no podía hacer nada más, por coherencia conmigo misma y para cerrar esta etapa he abandonado la formación«.
Boya ha explicado que el autor continúa dentro de la formación y que hay más casos en la comisión de agresiones machistas relacionados con él, y que conoce a otras mujeres afectadas que no lo han llevado para no pasar por un proceso «largo y doloroso», aunque no se arrepiente de haber hecho público su caso.
La exdiputada ha señalado que no ha abordado el asunto con el dirigente de la CUP Carles Riera desde hace años: «Las palabras pueden hacer daño, pero a veces pueden hacer daño los silencios«, y el de Riera es uno de los que le ha herido, entre muchos otros de miembros de la CUP, según ella.
VALENTÍA
Boya ha negado que la CUP sea una formación machista y ha achacado los hechos a que la dirección «no ha sido valiente», según ella y, sobre si es una organización patriarcal, ha señalado que el patriarcado está en todas partes y que hay agresiones machistas también en las organizaciones de izquierda independentista.
Ha destacado que para ella es importante que el autor haya reconocido los hechos, ante quienes la acusaron de ser «interesada o mentirosa y que había una intencionalidad política para hacer daño», y ha concretado que lo ha reconocido en una carta privada hacia ella que le prometió que no difundiría.
Pidió esta carta después de que el autor enviara un correo a su asamblea local asegurando que lo sentía y que había hecho un proceso en el que se replanteó su relación con las mujeres militantes, y ha explicado que en la carta que le envió a ella dijo sentir lo ocurrido y que ahora era consciente de ello.