Madrid está de celebración, porque entre los más de 10.000 cantos y beatos que se encuentran reconocidos en el Santoral Católico, el día de hoy re reconoce la vida y la obra de Santa María Micaela del Santísimo Sacramento, una madrileña que nació en el año 1809, en una familia bastante acomodada, con pensamientos conservadores, tal como se estilaba en aquella época.
Santa María Micaela del Santísimo Sacramento
Nación con el nombre de María de la Soledad Micaela Agustina Antonio Bibiana Desmaissières y Lopez de Dicastillo. ¿Bastante largo verdad? Quedó huérfana a temprana edad, pero sus posibilidades económicas le permitieron dedicarse por mucho tiempo a cuidar de aquellos que habían sido menos favorecidos. Se cuenta en los escritos que es actividad la llevó a cabo en el Hospital San Juan de Dios de Madrid, el que posteriormente se convertiría en el Hospital Diego Marañón, porque en la época de la santa era el lugar en el que se daba tratamiento a los pobres, los desamparados y a las prostitutas, pudiendo conocer de primera mano las condiciones en las que se encontraban las mujeres que no tuvieron más remedio que dedicarse a esta profesión tan defenestrada.
Al ver tales condiciones, Santa María Micaela del Santísimo Sacramento decidió encontrar una solución y se hizo el propósito de crear un albergue para estas mujeres, con la finalidad principal de tratar de redimirlas. Con este objetivo, Santa María Micaela del Santísimo Sacramento dejó su bastante confortable hogar para establecer un hogar de acogida de prostitutas en una comunidad de Hermanas Adoratrices del Santísimo Sacramento. Mientras se encontraba en estos menesteres, surgió en Valencia una epidemia de Cólera, y decidió viajar hasta allá para ayudar a sus hermanas, aunque lamentablemente contrajo la enfermedad y falleció en el año 1865. Su canonización se llevó a cabo en el año 1934.
Ahora bien, el 15 de junio no se recuerda únicamente a Santa María Micaela del Santísimo Sacramento, sino que también es el día en que celebramos la vida de San Abrahán de Arvenia, quien fue un monje que falleció en dicha ciudad de Francia, luego de haber tenido una vida de anacoreta, retirado del mundo en el Monasterio de Saint Cyr; así como a Santa Benilde Córdoba, una mártir que aunque era una anciana, murió en la ciudad de Córdoba por la persecución a los cristianos o a San Isfrido de Ratzeburg, quien en vida fue un Obispo perteneciendo a la Orden Premonstratense cuyo trabajo lo dedicó a la conversión a la fe en Cristo de los pueblos eslavos, e igualmente recordamos a otros santos y beatos que se convirtieron en faros de iluminación para sus hermanos católicos, entre lo cuales se encuentran Santa Bárbara Cui Lianzhi, San Bernardo de Menthone, San Esiquio de Dorostoro, Santa Germana Cousin, San Landelino, San Lotario de Séez, San Vito de Lucania, Beata Yolanda de Polonia, Beato Luis María Palazzolo, Beato Tomás Reding y Beato Tomás Scryven.