Mientras que Argelia ha roto el tratado de amistad con España y paralizado el comercio exterior, Marruecos saca pecho de haber restablecido las relaciones con el país vecino. Sin duda, se trata de una declaración de intenciones con la que demuestran que el gobierno español se ha decantado por Rabat en lugar de Argel.
El Gobierno de Marruecos ha asegurado que la aplicación de la ‘hoja de ruta’ pactada con España para la mejora de las relaciones bilaterales está avanzando «a un ritmo muy satisfactorio», en medio de las crecientes tensiones con Argelia, que el miércoles suspendió el Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación que rige las relaciones con España desde 2002.
El portavoz del Ejecutivo marroquí, Mustafá Baitas, ha subrayado que «los asuntos son tratados por orden de prioridad» y ha agregado que «la visión (sobre el proceso) será más exhaustivas una vez venzan los plazos establecidos», según ha recogido la agencia estatal marroquí de noticias, MAP.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el rey Mohamed VI de Marruecos acordaron en abril una declaración conjunta al término de un encuentro en Rabat en la que se recoge que «la iniciativa de autonomía marroquí, presentada en 2007, como la base más seria, realista y creíble para resolver este diferendo».
Asimismo, ambos pactaron que «los temas de interés común serán tratados con espíritu de confianza, a través de la concertación, sin recurrir a actos unilaterales o hechos consumados«, apostando así con dejar atrás la crisis suscitada, entre otras cosas, por la acogida en España del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, y la entrada masiva de inmigrantes en Ceuta registrada un mes más tarde.
Este cambio de postura en la política de Madrid ha provocado el malestar del Frente Polisario y de Argelia, que el miércoles acusó a Marruecos de participar en una «guerra sucia» contra los países vecinos, España entre ellos, en la que se serviría de la presión migratoria y del software de espionaje Pegasus, dando por hecho que es el reino alauí quién está detrás de los ataques a móviles de altos cargos españoles.