Atrás quedan los tiempos de las antiguas boticas, unos establecimientos inundados por un olor balsámico, en los que la principal dedicación del boticario era envolver medicamentos y, en raras ocasiones, elaborar alguna formulación magistral clásica.
En la actualidad, los farmacéuticos que no reciclan al personal, y de paso a sí mismos, terminarán pasando por dificultades: los tiempos ya no son lo que fueron y a la reducción de márgenes comerciales se une la ingente cantidad de nuevos productos que son lanzados al mercado y la informatización de las oficinas.
De ahí la importancia de organizar cursos de farmacia o acciones de formación continua, a fin de evitar que los profesionales se vean superados por la avalancha de novedades comerciales e innovaciones tecnológicas.
La profesión farmacéutica, una disciplina que evoluciona a pasos agigantados
Quien piense que un título de Farmacia es suficiente para gestionar o trabajar en una farmacia actual, está completamente equivocado.
Como ocurre con todas las disciplinas médicas, la Farmacia avanza con pasos de gigante. Todo lo que aprendimos en la facultad se está quedando atrás con rapidez. Los nuevos descubrimientos y las investigaciones provocan que nuestros conocimientos estén desfasados y que no conozcamos muchas de las nuevas alternativas medicamentosas.
Adicionalmente, la irrupción de Internet en nuestras vidas ha causado que los clientes tengan mayores niveles de exigencia y que su nivel de información haya aumentado. Ya no es tan infrecuente el caso de un cliente que sabe tanto acerca de un medicamento en concreto como el propio farmacéutico.
La solución a estos nuevos retos consiste en desarrollar planes de acción formativos.
Cómo formar a los integrantes del equipo de una farmacia
Una alternativa es contratar a profesionales de la formación para que impartan seminarios y charlas. Los inconvenientes son dos: estas acciones son de coste elevado y además exigen que el empleado sacrifique parte de su tiempo libre para acudir a ellos. Obviamente, lo que no vamos a hacer es cerrar la oficina para impartir acciones formativas.
También podemos utilizar los recursos gratuitos ofrecidos por los propios laboratorios. El inconveniente del tiempo es el mismo que en el caso anterior. Y aunque no supongan un coste añadido, este tipo de acciones suelen estar enfocadas más a la promoción comercial que a la formación real.
Entonces, si ambas opciones no nos convencen, ¿cómo podemos formar a nuestro personal y a nosotros mismos? Aprovechando las ventajas de las nuevas tecnologías y optando por la formación continua online.
Ventajas de la formación continua en las oficinas de farmacia
La formación continua online se adapta como un guante a las necesidades específicas de cada farmacéutico y de cada oficina de farmacia.
Podemos encontrar planes formativos, colectivos o individuales. Además, las áreas de conocimiento pueden ser estrictamente farmacéuticas, comerciales o de gestión operativa y tecnológica.
Y quien se está formando puede acceder a los materiales formativos desde cualquier lugar y en cualquier momento. En una oficina, muchas veces, tenemos algunos momentos muertos, y que pueden ser aprovechados para la formación del personal. De esta forma, también evitamos tener que pedir a los empleados que inviertan parte de su tiempo libre en la formación.
En definitiva, la formación continua, preferentemente por vía telemática, es el sistema idóneo para garantizar la actualización de los profesionales de la oficina de farmacia: con un coste asequible y a unos pocos clics de “distancia” virtual, disponemos de todas las fuentes de conocimiento y actualización farmacéutica.