La ortodoncia invisible parece haber desbancado a los brackets que, aunque continúan de plena vigencia, han quedado un tanto relegados con la irrupción de este nuevo método de corrección dental. Las razones parecen evidentes, ya que ofrece sus resultados de manera más temprana, además de ser más cómodo y fácil de usar. Si todavía recelas acerca de su eficacia, no te pierdas lo que sigue.
Gracias a los sistemas de impresión en 3D, la ortodoncia con alineadores transparentes se ha convertido en la gran apuesta de los ortodoncistas que saben que es tan efectiva como los brackets. E, incluso, gusta más debido a que los especialistas son capaces de predecir cuál será el aspecto final de la boca tras culminar el tratamiento. Es innegable que a todos nos gusta observar cómo quedará nuestra sonrisa y, sin duda, la posibilidad de poder contemplar el resultado con carácter previo a su inicio supone todo un estímulo para el paciente.
A esto se suma que con estos aparatos fabricados a medida se consigue incluso abreviar los plazos, pues en un tiempo aproximado de 18 meses –todo dependerá del caso concreto– podremos lograr los ansiados resultados. Todo ello, además, de una manera higiénica, dado que se pueden retirar fácilmente cuando vayamos a ingerir alimentos o beber, además de ser un método cómodo y estético dado que apenas se aprecia.
Aunque, por supuesto, para que funcione adecuadamente debemos usarlo durante al menos 20 o 22 horas diarias. Otra de sus ventajas es que las visitas al dentista no son tan frecuentes como sucede con los brackets y se pueden –en consecuencia– aumentar estos intervalos.
No obstante, es cierto que para algunos cuesta creer en la magia que es capaz de obrar en nuestros dientes la ortodoncia invisible porque a simple vista parece una mera funda de plástico con la forma de nuestros dientes. Lo cierto es que este sistema consigue ejercer una fuerza suave y constante sobre los dientes, que poco a poco se van desplazando hasta donde queremos. Para ello se usan los ataches que consisten en unos pequeños relieves colocados sobre los dientes para fomentar ese movimiento.
Existen infinidad de problemas que pueden abordarse con éxito gracias a la ortodoncia invisible como la sobremordida, los dientes con separación, la mordida abierta o los dientes apiñados, entre otros.
Pero, eso sí, una vez concluido el tratamiento, es preciso que el paciente se someta a la fase de retención. Conviene recordar que la tendencia natural de los dientes es la de volver a su posición original y, por lo tanto, todo el trabajo caería en saco roto. Por este motivo se emplean los retenedores que frenan este movimiento.