Rocío Carrasco está atravesando, sin duda, por uno de los mejores momentos de su vida. Con más fuerza que nunca tras contar su desgarradora verdad en la docuserie ‘Rocío, contar la verdad para seguir viva’ hace justo un año, la empresaria triunfa tanto en el terreno profesional – el concierto homenaje a su madre en Sevilla, ‘Mujeres cantan a Rocío Jurado’, ha tenido un éxito arrollador – como personal y, a sus compromisos laborales se unen sus planes de ocio, cada vez más frecuentes, con Fidel Albiac y su círculo más cercano de amigos.
Así, coincidiendo con su 45º cumpleaños, Rocío disfrutó de una velada muy especial con su marido, con el que asistió a un recital en el Teatro Real sin soltarle en ningún momento de la mano y demostrando que están tan enamorados como el primer día.
Radiante, la hija de Rocío Jurado mostró su cara más elegante y, lejos de los coloridos diseños que ha lucido en sus últimas apariciones públicas, apostó por un sobrio y discreto conjunto en color negro, con pantalón sastre y top de manga tres cuartos, con cuello a la caja y detalle floral a la altura del pecho en tono coral.
Como complementos, unas originales sandalias de taconazo en color rojo con glitter y un bolso de piel al tono, además de una inmensa sonrisa que refleja lo feliz que está en esta nueva etapa de su vida, en la que compagina a la perfección su faceta de promotora musical y colaboradora de ‘Sálvame’ con su vida personal. Y es que Rocío ha retomado por fin los planes de ocio que evitaba hacer durante las dos últimas décadas a causa de la grave depresión que sufrió por el presunto maltrato psicológico de Antonio David Flores.
«Estoy muy bien, estoy feliz, contenta, renaciendo y lo único que puedo pedir ahora mismo es ‘Virgencita que me quede como estoy’» confiesa sonriente, evitando hablar de Marta Riesco, alejada del foco mediático desde que Rocío demostró, con pruebas, que nunca había llamado a la reportera para hacerle una propuesta laboral como la novia de Antonio David sigue manteniendo.