- La gastronomía de la Mancomunidad de la Sierra de Francia destaca por el altísimo valor culinario de los productos que emplea, propios de la zona y la influencia en sus guisos y platos más comunes de las civilizaciones que han pasado por esas tierras.
- Su origen se remonta a una cocina austera y sabrosa de gran aporte calórico para poder realizar las tareas diarias y las labores del campo.
La Mancomunidad de la Sierra de Francia posee -fruto de la historia y el desarrollo de estos pueblos que alberga- unas señas de identidad claras y reconocibles. Sabor, tradición y producto de calidad son los mejores conceptos para describir unos platos y unos guisos que con el paso del tiempo han adquirido un reconocimiento mucho más allá de estos municipios y que suponen un reclamo más para los viajeros y turistas que visitan estas tierras.
Se trata de una cocina de origen humilde y austera que siempre tuvo como objetivo alimentar a las gentes de la sierra para recibir el sustento calórico necesario para realizar las tareas diarias y las labores del campo. Es por ello, que los guisos y asados serranos destacan por su gran carga calórica y una potencia de sabor y aromas. El paso e influencia de varias civilizaciones: romana, musulmana, cristiana o judía en estas tierras también ha dejado su huella, con unas singularidades propias y unos matices y esencias que diferencian esta cocina de otras mucho más tradicionales.
La importancia del producto
La gastronomía de la Sierra de Francia destaca por el altísimo valor culinario de los productos que emplea para sus guisos y manjares, dando lugar a elaboraciones y productos de altísima calidad. Los productos de la tierra típicamente serranos son los embutidos de cerdo ibérico, la miel, el queso, el aceite de oliva virgen extra de la variedad autóctona ocal, las castañas, las cerezas, las setas y boletus o el vino.
El aceite de oliva y la aceituna también adquieren una importancia especial. Sólo en Sotoserrano hay 140.000 olivos gracias a su excepcional clima, propicio para este cultivo. Allí se fabrica un aceite de oliva virgen extra de la variedad autóctona ocal. En cuanto a la aceituna, la principal variedad cultivada en la zona es la manzanilla Cacereña y también es muy valorada para el consumo.
Vino y miel
El vino es un alimento presente en la mesa desde hace cientos de años. Desde siempre se ha utilizado como bebida para acompañar los platos y también como producto para enriquecer los guisos preparados. En la actualidad se elaboran vinos blancos, rosados y tintos bajo la Denominación de Origen Protegida Sierra de Salamanca. Los amantes del enoturismo descubrirán los secretos de las vides cultivadas en los municipios de la Mancomunidad, a través de las experiencias que ofrece la Ruta del Vino Sierra de Francia.
La miel es uno de los mejores alimentos serranos. La miel de la Sierra es de excelente calidad y de gran variedad de colores, sabores y aromas, dependiendo del tipo de flor del que proceda el polen: encina, castaño, eucalipto, naranjo, romero, tornillo, brezo, cantueso, jara, etc. Esta comarca es la mayor productora de miel de España.
De la cereza a la castaña
La cereza es la fruta más identificativa de la Sierra de Francia. Existen multitud de variedades de color rojo intenso, carmín o casi negro… Su temporada es corta pero prolífica y las primeras cosechas se hacen en mayo. Se utilizan para multitud de postres, mermeladas, licores, ensaladas, sopas frías o para su consumo normal como fruta. Madroñal, Villanueva del Conde, Sotoserrano, Garcibuey o Cepeda, mantienen pequeñas explotaciones, -la mayoría de carácter familiar- dando lugar desde 2007 a la Marca de Garantía, Cereza de la Sierra de Francia.
La castaña tampoco podría faltar en cualquier lista de productos típicamente serranos. Además de ser un alimento habitual en muchos platos de la zona, una de las costumbres más típicas de los pueblos serranos es hacer el magosto, que consiste en ir al campo a cocer o asar castañas. Esta fiesta popular, que en su día servía de merienda, se sigue celebrando con diferentes actividades en muchos pueblos de la provincia.
Los platos y productos tradicionales
La gastronomía de la Sierra de Francia tiene unos platos y guisos típicos que estarían presentes en cualquier mesa serrana que se precie, particulares y propios de esta tierra. El zorongollo es uno de ellos. Se trata de una ensalada de pimientos asados de influencia extremeña. Los pimientos se asan y se cortan en tiras. Se aderezan con sal, aceite de oliva, vinagre y ajo picado en láminas y la cebolla en juliana.
El limón serrano es otra de las ensaladas típicas de la zona. Pero esta es una ensalada de sabores agridulces y salados. Es un plato hecho con un limón y varias naranjas muy bien peladas y cortadas en gajos o en rodajas. Huevo cocido y chorizo, cortados en rodajas. Se adereza con sal, aceite y vinagre, ajo sofrito y perejil. Aunque la receta puede tener variaciones. Las patatas meneás es otro de los manjares de la zona y el mejor ejemplo de sencillez y austeridad serrana. Se prepara con patatas cocidas y trituradas, aderezadas con un sofrito de ajo y pimentón acompañado de torreznos fritos.
Los dulces y postres serranos
En esta recopilación no puede faltar el hornazo. El hornazo serrano es una especie de empanada que se elabora con una masa hecha con harina, aceite y agua. El interior se rellena con huevo y chorizo y posteriormente pasa por el horno. El hornazo serrano tiene forma redonda y destaca por la calidad del producto con el que se realiza. Tradicionalmente ha sido una comida típica del día de Domingo de Resurrección, aunque hoy en día su consumo es más extendido y habitual. Una de las más variantes más conocidas es el Hornazo de Cepeda. Su peculiaridad es que está cubierto de azúcar, lo que genera una mezcla de sabores y texturas muy particular.
La lista es extensa y ello no resta calidad y sabor a cada uno de ellos. Desde los postres más tradicionales como la leche frita, la tarta de queso o el arroz con leche hasta las elaboraciones de temporada como el turrón serrano y las almendras garrapiñadas, típicas de navidad. Entre los dulces típicos destacan las perrunillas o perronillas, los mantecados, las rosquillas, los bollos maimones, los buñuelos, los turuletes, las torrijas y los amarguillos presentes siempre en cualquier acontecimiento, después de las comidas o como acompañamiento a un café o un buen chocolate.