En cada día del año, la Iglesia católica se preocupa por recordar a sus santos y a sus beatos, y son muchísimos, desde los mártires, hasta los miembros de la iglesia y de la realeza cuyas acciones los convirtieron en un ejemplo a seguir para el mundo cristiano, de modo que es común que el mismo día se celebre el onomástico de varios santos y beatos, pero entre aquellos que son recordados hoy, queremos destacar a San Juan de Beverley.
San Juan de Beverley
Fue un monje perteneciente a la Orden de los Benedictinos, nacido en el siglo VII, el Papa Benedicto IX lo canonizó en el año 1037. De los que se guarda en los archivos históricos, se cuenta que San Juan de Beverley estudio en Canterbury y que fue compañero de San Adrián antes de llegar a convertirse en monje, ingresando a la Abadía de Whitby. De allí, comenzó a destacar por sus conocimientos y por su actitud sobre las enseñanzas de Cristo, lo que le ganó fama y comenzó a ascender dentro del mundo eclesiástico. Llegó a convertirse en Obispo de la ciudad de Hexham en el año 687 y luego fue nombrado Arzobispo de York, en el año 705, al menos así lo cuenta su biógrafo, San Beda el Venerable. Uno de los mayores logros fue el interés que tomó por la educación de las personas que eran sordas.
Fue tal el empeño que puso en esta actividad, que hizo que un niño sordo hablara, porque San Juan de Beverley estaba convencido de que a pesar de que no podían escuchar, sí podían emitir sonidos, así que lo que había que hacer era enseñarlos a vocalizar, lo cual hizo con gran éxito. Según se cuenta en el relato bibliográfico de San Beda, San Juan de Beverley hizo que un niño sordomudo hablara, inventado un método para enseñarles a vocalizar a las personas que sufrían de esta condición. Esto hizo que San Juan de Beverley se haya convertido en el predecesor de Pedro Ponce de León, quien es conocido como el primer educador de niños sordos del mundo, al haber logrado educar a unos cuantos niños que sufrían problemas con la audición dentro del Monasterio burgalés de San Salvador de Oña.
Sin duda, el esfuerzo de San Juan de Beverley por mejorar la condición de los sordos fue muy encomiable, y cosechó los frutos merecidos, de modo que no sólo es reconocido como un eminente representante del clero, sino también como un monje que aplicó un método científico para encontrar la manera de enseñar a vocalizar a los sordos, lo que después inspiró a muchos otros, y a día de hoy, es común la enseñanza de las personas que sufren de esta discapacidad.
No obstante, el 07 de mayo no se recuerda únicamente a San Juan de Beverley, ya que, como dijimos antes, los días de un año no le bastan a la Iglesia Católica para honrar a todos sus santos y beatos, por eso hoy también se recuerda a San Agustín Roscelli, San Antonio de Kiev, San Benedicto II papa, San Cenérico, Santa Domitila y compañeros, San Flavio y compañeros mártires, Beato Alberto de Bérgamo, Beata Gisela y Beata Rosa Venerini.