A diferencia de los madrileños, los callos asturianos no llevan morcilla o chorizo; y por esta razón, son considerados como más suaves y finos. Para disfrutarlos al máximo suelen acompañarse con garbanzos cocidos con espinaca y bacalao y por supuesto, para cerrar la comida, la presencia de un postre tradicional no puede faltar.
Si eres de los que no se resiste al sabor de los buenos ricos platos tradicionales, tienes que preparar estos callos asturianos; te garantizo que no te vas a arrepentir.
6Trocea los callos, patas de res y manitas de cerdo
Una vez que tengas los callos blandos, procede a picarlos en pequeños cuadrados. Esto es completamente a tu gusto. Mételos en un recipiente y llévalos a la nevera mientras que llega el momento de usarlos.
Retira las patas de res y las manitas de cerdo de sus respectivos caldos y trocéalas. En el caso de las manitas, retira la mayor cantidad de huesecillos que puedas y cuela el caldo. Recupera toda la gelatina de las patas de res y cuela también el caldo. Ambos caldos serán la base de los callos asturianos.